Lo que se dio como una herramienta para que los chicos se entretuvieran durante el encierro en el periodo de la cuarentena por covid-19, terminó convirtiéndose en un peligro para su salud y en una señal de alarma para los especialistas. Según una encuesta, durante la pandemia, en un lapso de casi dos años, se triplicó la cantidad de horas que los chicos pasaron frente a una pantalla y usaron los videojuegos y la tecnología. Estos datos corresponden a un trabajo particular que realizó José Icazzati, psicólogo especialista en adicciones al juego y presidente de Linju (Fundación de Ludopatía Infanto Juvenil), que comenzó a dar charlas en los colegios privados con el objetivo principal de, ante esta situación, erradicar, tratar y prevenir la ludopatía infantil y la tecnopatía.

Entre 2019 y 2021, Icazzati comenzó a visitar los colegios privados para hablarles a los chicos sobre los peligros del mal uso de la tecnología y la adicción a los videojuegos. Dijo que fue tras conocer los resultados de una investigación realizada por expertos que indicaba que los niños que dedican muchas horas diarias a estas actividades pueden convertirse en adultos ludópatas. En este contexto realizó encuestas para conocer parte de esta situación en la provincia y así corroboró que durante la pandemia creció en un 200% la cantidad promedio de horas que los menores destinan a las mismas. "Durante las charlas realizo una encuesta entre los chicos para conocer cuántas horas usan videojuegos o la tecnología. En noviembre de 2019 encuesté a 500 alumnos y el resultado fue de 2 horas diarias en promedio. Este año, tras la flexibilización, volví a dar las charlas y en agosto pasado encuesté el mismo número de estudiantes. El resultado fue muy diferente. Dijeron que dedican en promedio 6 horas diarias a estas actividades, y algunos hasta 8 y 12. Esto es una señal de alarma", dijo Icazzati.

El especialista agregó que busca que los chicos se den cuenta por sí solos sobre lo que les genera este uso descontrolado de la tecnología y la necesidad incontrolable de jugar de forma compulsiva a los juegos electrónicos. Y recurre a una broma, antes de iniciar la charla, para que ellos caigan en la cuenta de su comportamiento adictivo. "Llevo una caja donde hago que todos coloquen sus celulares y demás dispositivos electrónicos. Una vez que tengo todos les digo que me voy a llevar la caja a la fundación por una semana para realizar una investigación. En ese momento se desfiguran y les pregunto qué sintieron con la noticia. Algunas respuestas son angustia, ira y desesperación. Ahí les cuento que son síntomas de una enfermedad que se llama nomofobia y que es el miedo a no tener el aparato todo el tiempo en la mano", explicó.

Icazzati también agregó que este alto consumo de pantallas y videojuegos por parte de los chicos durante la pandemia quedó en evidencia por los propios padres que se acercaron a consultar un tanto alarmados. Dijo que como ellos también tuvieron que permanecer en sus casas por más tiempo, lograron ver el comportamiento adictivo de sus hijos.

En acción. Este año, José Icazatti volvió a recorrer los colegios privados para hablarles a los estudiantes sobre el peligro del uso indiscriminado de la tecnología y los videojuegos.

 

OTRAS VISIONES

Silvana Bonil, licenciada en Psicología y coordinadora de la Comisión de Emergencia y Desastres del Colegio de Psicólogos, dijo que si bien no dispone de datos estadísticos, sí se pudo percibir en las consultas que durante la pandemia se notó un crecimiento del consumo de videojuegos y del uso general de la tecnología. Pero sostuvo que no se debe "demonizar" el tema, ya que los videojuegos, por ejemplo, favorecen que los chicos desarrollen diferentes habilidades. Agregó que lo importante es que cuenten con el acompañamiento de un adulto para que disfruten de esta actividad sin riegos. Y que en este punto radica el principal inconveniente. "La brecha generacional es un problema. Los adultos no conocen los videojuegos actuales ni cómo administrarlos. Yo creo que a esta altura los padres ya debemos saber que hay controles parentales para que los chicos no puedan bajar cualquier videojuego y para controlar lo que ven. Durante la pandemia, se quedaron sin sus actividades rutinarias y sin poder salir, y no les quedó otra que refugiarse en la tecnología. Lo importante es ayudarlos a salir de esto", sostuvo.

Por su parte Gabriel Martínez, psicólogo especialista en adicciones a la tecnología, dijo que durante la pandemia se naturalizó sobremanera la virtualidad porque el estudio, el trabajo y hasta las compras fueron virtuales. De esta manera, lo que antes era motivo de preocupación o motivo de consulta como que el chico pasara más de 4 horas jugando en la consola, en este tiempo se naturalizó. "Los chicos al no tener su rutina y el esparcimiento acostumbrado, suplieron esto con la virtualidad. Y con los videojuegos, que también mutaron. Hace 10 años eran juegos cerrados que una vez jugados se terminaban. Ahora incluyen expansiones que se compran online y que lo alargan. El chico termina de jugarlo, pero aparece una versión más para seguir jugando y luego otra. Sólo se termina ese juego una vez que se hayan comprado todas las expansiones y completado las actividades. De esta manera, el chico antes podía terminar de completar un juego en un mes, por ejemplo. Ahora pasa hasta seis meses jugando para completarlo. Esto lleva a que juegue muchas horas por día, sin comer ni dormir, y que genere un comportamiento adictivo", sostuvo el especialista.

José Icazzati dijo que es necesario que se regule el uso de los videojuegos y de la tecnología para que no se convierta en una adicción para los chicos, como ya existe en otros países. "En China, el Gobierno prohibió el uso de videojuegos los días de semana. Los chicos pueden usarlos sólo durante los fines de semana. No digo que acá se haga lo mismo, pero al menos lanzar campañas de concientización", sostuvo.

Señales de alerta

Los especialistas consultados para esta nota dijeron que algunos síntomas que pueden revelar la adicción de los chicos a los videojuegos o al uso de la tecnología son: ansiedad, angustia, drásticos cambios de humor, irritabilidad, insomnio, aislamiento social, frustración y desórdenes alimentarios.

 

> Para una diversión saludable

 

Según Icazzati, los padres deben se los encargados de educar a sus hijos en el uso responsable de los videojuegos y la tecnología para que no les genere un comportamiento adictivo. Brindó algunos consejos que pueden poner en práctica para lograrlo.

  1. Poner límites claros sobre el tiempo de uso de videojuegos y pantallas: una hora semanal, dos horas el fin de semana, etc.
  2. Que el uso de pantallas sea una oportunidad para aprender y divertirse. Elegir juegos lúdicos o recreativos.
  3. Hacer un contrato de reglas (hacer los deberes, colaborar en casa, etc.), y castigos (penitencias) en caso de no cumplirlo.
  4. Descartar los juegos de violencia porque usarlos por muchas horas provoca una alteración en el sistema nervioso central.
  5. Activar el control parental, función que permite limitar los tipos de juegos a los que el niño accede y con quién chatea.
  6. Crear espacios para compartir momentos y actividades en familia como realizar juegos de mesa, leer y charlar.
  7. Compartir historias y experiencias de los juegos que los chicos realizan y de los que realizaron sus padres en el pasado.
  8. Ayudar a los chicos a expresar sus sentimientos y a controlar los impulsos que les pueden generar los videojuegos.
  9. Acompañar a elegir los videojuegos, dándole importancia a lo que dicen los chicos y sin juzgarlos ni culpabilizarlos.
  10. Hacer que retomen la práctica de actividades deportivas o artísticas que abandonaron por la pandemia.