Un día después de hallar con vida a 33 mineros atrapados desde hace más de dos semanas en una mina subterránea, el Gobierno chileno del presidente Sebastián Piñera lanzó ayer un plan para mejorar la seguridad laboral en el país. En medio de la algarabía popular por la aparición con vida de los operarios a 700 metros de profundidad en pleno desierto, Piñera, un exitoso hombre de negocios, busca abordar un tema que lo acercaría a los chilenos que trabajan en condiciones indignas y alejarse del estigma de ser un presidente de los empresarios, como lo señalan algunas encuestas. “Espero que el accidente del 5 de agosto en la mina San José (…) nos sirva para dar un gigantesco salto adelante en la dignidad, seguridad y las condiciones en que trabajan más de siete millones de hombres y mujeres chilenos”, dijo Piñera, quien aseguró que se perseguirán todas las responsabilidades por el peor accidente de la minería chilena en 50 años. Chile cuenta con una tasa de accidentabilidad del 5,3% de los trabajadores al año, no sólo en la minería, sino principalmente en la agricultura, el transporte y la construcción. Sólo el año pasado, 443 trabajadores murieron ejerciendo sus labores. Con la meta de reducir esas tasas, Piñera conformó una comisión de ocho expertos para que en 90 días evalúen la actual legislación, capten las opiniones de empresas, trabajadores y organizaciones vinculadas al trabajo y desarrollen una propuesta de una nueva institucionalidad que asegure que este tipo de accidentes no se repita. Piñera solicitó que la reforma a las normas se base en el Manual de Buenas Prácticas Laborales de la OCDE, a la cual Chile pertenece desde enero de este año, y que se revise el actual régimen de persecución y sanción a las empresas que no cumplan con los estándares.
