Pocos pudieron sustraerse al encanto de ese ritmo vital y contagioso. Por eso, cuando comenzó a sonar una chacarera bien santiagueña -que dedicó a los tucumanos, para desestimar "antiguas" rivalidades entre los pueblos, "porque los tucumanos ya se han convencido que somos superiores", tiró en una humorada que fue festejada por la concurrencia- ahí nomás se armó el baile. Fue ayer, cuando Peteco Carabajal puso su toque a la noche musical de la Plaza España, uno de los escenarios principales que ofreció el III Congreso Argentino de Cultura que culmina hoy.
Al aire libre, con un clima que no podría haber sido mejor y una muy buena convocatoria de público (que superó ampliamente las sillas dispuestas), el entusiasmado cantautor -que tuvo fuerte interacción con el público y que le pasó luego la posta a Víctor Heredia- fue mechando con acierto adrenalina y reposo a través de su música, en un show que sedujo a jóvenes y adultos, con su embrujo norteño.

