Hablar del barrio Del Bono es hablar de su creador Bartolomé del Bono. Nació en Buenos Aires a los tres meses del arribo de su familia desde el Norte de Italia. En 1870 llegaron a San Juan tras un viaje de tres meses, pues en tren hicieron escala en Capital Federal, Tigre, Rosario y Río IV, Córdoba, y de ahí en carreta a San Juan. “Llegaron pelados”, cuenta Bartolomé nieto, porque en el viaje les robaron las libras esterlinas que traían. De niño, Bartolomé conoció al propio Domingo Faustino Sarmiento y ya en su infancia se perfilaba como un emprendedor: a los 7 años se fue a vivir con una hermana en Mendoza, donde trabajó en carpintería y carrocería. Volvió con ahorros a los 14 años y de ahí se asoció a su padre hasta que compraron la pujante bodega de los italianos Marenco y Cereseto. Esa empresa fue una piedra angular, porque a partir de allí su prolífica vida empresarial lo llevó a crear barrios, un banco, un hotel, a ser senador provincial. Familiero, activo, hombre de fiestas con la banda de policía al final de la cosecha. También hombre de prácticas militares (fue miembro de la “Guardia Nacional”), sus enseñanzas y forma de trabajo aún son parte de los lindos recuerdos que conserva su familia.
