Incansable y movediza, Amanda era una de las vecinas de la villa que, planilla en mano, juntaba firmas para tratar de apurar la obra del barrio nuevo. Trabajó en el comercio, la cosecha y en bodegas y hoy, a las 77 años, vive de su jubilación. Es un referente de los vecinos y la modista del lugar. En 1999 le dieron una vivienda del Costa Canal II y recuerda como si fuera ayer el día en que dejó su casa de adobe por la que tenía olor a nuevo. “Fue un 6 de agosto y corría un viento Zonda muy caliente. Pero igual hice la mudanza y esa noche ya dormí en mi casa. Hasta el día de hoy le sigo haciendo cosas a mi casa, que cada día quiero más”, contó.