“Uno de los palos del techo no aguantó el peso, se pandeó y se abrió un hueco. Por ahí entraba un chorro de agua. La Policía nos rescató”, contó Silvana Bravo.
“Mi casa ya se había agrietado con el último temblor grande y ahora no aguantó tanta agua. Entraba por todos lados, fue desesperante”, señaló Ivana Sánchez, mamá de cuatro niños.
Ellas, junto a otras cinco madres, y 11 criaturas pasaron la noche en la comisaría de Pocito.
Todos fueron asistidos por personal policial y ayer no tenían a dónde volver, además de que sus muebles, camas y ropa se mojaron completamente. No menos dramático fue lo que vivió Macarena Colombo.
En una pared de su casa en el asentamiento David Chávez se abrió un hueco y minutos después, un chispazo de lo conexión eléctrica le prendió fuego a una cortina. Ni ella ni su bebé sufrieron heridas.
En el microcentro afloró materia fecal

Una serie de comercios de avenida Rioja, entre Laprida y Rivadavia, reportó que la lluvia hizo colapsar las cloacas en esa cuadra y que afloró la materia fecal desde los baños en los sótanos y de los salones comerciales.
Fue angustioso y asqueante el panorama para propietarios y empleados al momento de abrir los locales ya que en algunos sectores había hasta costras de materia fecal de más de 5 centímetros de altura.
Según indicaron los damnificados, no fue la primera vez que tras una lluvia importante sufrieron el mismo desborde, pero que pese a los reclamos a OSSE nunca fueron escuchados. Entre los negocios afectados estuvieron Purretes, Kabita, Tacu y Arlet, que debieron soportar olores nauseabundos hasta poder limpiar y baldear los pisos.
Por eso, tuvieron que trabajar bastante tiempo hasta poder dejar los locales en condiciones y recién abrir sus puertas para la atención al público.
