Mientras la abuela del bebé lloraba por los nervios y el remisero aceleraba para llegar al hospital, Eugenia Bazán decidió recostarse en el asiento y hacer fuerza para que su bebé naciera. Sabía que no quedaba tiempo y que iba a tener que hacer el trabajo sola. Así, su hijo llegó al mundo a las puertas de Urgencias del Hospital Rawson y adentro de un remís. Luego fue asistido por los enfermeros de primeros auxilios, que lo trasladaron a Neonatología.
Eugenia decidió ponerle a su bebé Thiago. Pura coincidencia: es el mismo nombre del bebé que nació en junio, en su casa, porque su mamá no tuvo tiempo de llamar a la ambulancia. A los partos fuera del hospital en los últimos meses, se sumó el de un bebé que nació gracias a que un remisero ofició de partero. Y el de Milagros, que nació en medio de la vereda, hace 5 días (ver aparte).
Ayer por la tarde, la cara de Eugenia (17) brillaba de felicidad. A pesar de que el parto no fue lo que esperaba, había visto el rostro de su segundo hijo al nacer. Y esperaba verlo de nuevo. Es que su mamá se fue y se llevó el bolso con la ropa del bebé, por lo que no podían entregárselo. Pero la solidaridad pudo más. La policía Silvia López, que estaba cuidando el ingreso a Maternidad, pidió ayuda: "¿Alguna mamá me presta ropita para un bebé?", gritó en el pasillo. Inmediatamente, las otras mamás le ofrecieron pañales, medias y enteritos. Después, miró la Virgen que está en la puerta de Neonatología y encontró ropita que las mamás dejan como agradecimiento. Con eso vistieron a Thiago. Eugenia se reencontró con su hijo casi 5 horas después de parir. Y contó que "empecé con contracciones anoche -por anteanoche- y en la mañana rompí bolsa. Mi mamá llamó a la ambulancia, como no venía llamamos a un remís". Y agregó que "no sé quién es el remisero. Sólo que le decía a mi mamá que me ayudara".
La chica se dio cuenta de que iba a parir en el camino, se recostó e intentó ayudar a su bebé a nacer. Cuando llegó a Urgencias los enfermeros lo recibieron y atendieron. El remisero se fue y nadie supo nada más de él. Por la tarde, Eugenia y Thiago ya estaban juntos, en perfecto estado de salud y esperando que les dieran el alta.

