Mientras unos llenaban las botellas con agua, otros usaban los árboles como búnker para zafar de la chaya. Es que para paliar el insoportable calor, el Camping de Oficiales se convirtió ayer en un campo de guerra, pero de agua. Ahí, los chorros que iban y venían fueron el juego preferido de los chicos de la colonia gratuita de Capital, que gracias a la chaya no notaron la falta momentánea de pileta.

Es que ayer en la mañana las piletas estaban vacías porque las estaban limpiando, lo que provocó la cara de desilusión en cada uno de los chicos. Por eso, después de que el calor les pasara factura por los juegos, los profesores buscaron la forma de hacerle frente. Así surgió la chaya, que comenzó de manera tímida. Al principio sólo algunas nenas se tiraban agua entre ellas, sin embargo el paso de los minutos hizo que la mayoría se animara. Así, amontonadas en los surtidores de los parrilleros del camping, las chicas de 10 años fueron las mentoras del revolucionario juego que luego se contagió en varios grupos. Y fue por la locura de la chaya que pocos terminaron la jornada de ayer con la ropa seca. Llegaron a tal punto que hasta una cocinera sacó una manguera y comenzó a mojar a las más pequeñas, que tuvieron una ducha propia y al aire libre.

Durante la guerra hubo momentos divertidos y temidos a la vez. Uno de los más alegres fue cuando los chicos se agazaparon tras alguna mesa o un árbol para atacar de sorpresa y con agua a algún compañero. Pero sin dudas, el momento más temido de la chaya fue cuando los chicos con botellas con hielo y agua mojaban a sus compañeros que automáticamente suspiraban de frío, a pesar de que ayer fue un día caluroso con una máxima de 36 grados. Según el Servicio Meteorológico Nacional, el calor seguirá hoy, pero la máxima rondará los 33.