Son papás de riesgo. Batallan a diario contra el covid-19 y a pesar de que muchas veces se replantean cómo seguir, dicen que en sus hijos encuentran el mejor cable a tierra. Por el Día del Padre, Pablo Díaz, terapista; Luis Durán, agente sanitario; Daniel Riveros, enfermero, y Fabricio Pagnone, médico, abrieron las puertas de su casa para relatar sus historias.
FABRICIO PAGNONE, MÉDICO
Con miedos y disfrutando el tiempo juntos
Fabricio Pagnone es médico. Durante muchos años trabajó en el hospital de 9 de Julio y en medio de la pandemia fue trasladado al centro de salud Barassi, en Capital. "Necesitaban un médico porque había varios que se habían contagiado. Desde septiembre del año pasado empecé a hacer atención a pacientes con covid y a realizar hisopados", dijo el especialista y agregó que él nunca imaginó ser parte de una pandemia.
Fabricio tiene tres hijos: Valentina (18), Andrés (11) y Martina (6 meses). Además, vive con Juan Cruz, el hijo de su esposa, al que quiere como un hijo más. Dijo que a diferencia de otros años él está menos tiempo con sus hijos, pero siente que ese tiempo tiene más calidad. "Cuesta mucho organizar los horarios. Estamos siempre a disposición de Salud y se nos incrementó el trabajo, pero siempre busco la manera de estar con mis hijos. En este contexto me di cuenta de que son un cable a tierra y nos dan vida", dijo el médico.
Además de acomodarse a los nuevos horarios, Fabricio tuvo que reacomodar su vida en pandemia. Es que en diciembre del año pasado nació su hija más chica. "Fue todo muy complicado y muy raro, pero acá estamos, acostumbrándonos", dijo y contó que otra de las cosas que disfruta de la pandemia es compartir, prácticamente todas las tardes, con sus hijos y ayudarles con la tarea escolar. "A Andrés le gusta entregar todo a tiempo y es muy responsable con sus cosas de la escuela. Todos los días después de las 18 los busco y nos ponemos a estudiar", explicó y resaltó que esta nueva realidad los llevó a cambiar algunos hábitos. Sobre todo, los relacionados a la prevención y la higiene. "Soy muy insistente con los cuidados. Ellos saben que llegamos a casa y para ver a Martina -la bebé- deben lavarse las manos, echarse alcohol y recién tocarla. Eso es una ley y una forma de cuidarnos entre todos ", concluyó.
DANIEL RIVEROS, ENFERMERO
En riesgo, pero "con ganas de seguir luchando"
"Hace 28 años que trabajo en salud y hace unos meses empecé a trabajar en el centro de vacunación del CUIM, de la UNSJ. Hoy en día mi hijo de 34 años, mi esposa y mis nietos son un pilar fundamental. Son los que me dan fuerza para salir adelante y ponerle el pecho a este nuevo trabajo y nueva realidad". De esta manera Daniel Riveros, un enfermero que también trabaja en el 107, comentó cómo divide su rol de padre y sus horas en la primera línea contra el covid-19.
"Ningún trabajo es fácil en el contexto de la pandemia, pero cuando uno tiene vocación de servicio y amor por el trabajo, todo se hace un poco más liviano. Yo soy grande, pero tengo ganas de seguir luchando", dijo Daniel y comentó que en el centro de vacunación a diario atienden a muchas personas y que esa exposición a veces le da un poco de miedo. "Lo mismo siento cuando salgo en las ambulancias del 107" dijo el enfermero y comentó que ellos hacen muchos traslados hacia los hospitales de pacientes que están complicados y también el control de personas en los domicilios particulares. "Cuando veo esas personas que están tan mal, pienso en mi hijo", agregó y dijo que si bien ese pensamiento muchas veces es con preocupación, en otras ocasiones le sirve para tener fuerza. "Yo vivo con mi esposa y mi hijo y mis nietos vienen todos los días. Es por esto que al llegar de trabajar tengo un ritual de llenarme de alcohol, ducharme y después recién tener contacto con ellos. También soy muy insistente, sobre todo con mis nietos, de que respeten el distanciamiento y el lavado de manos. Siempre fui un padre que inculcó el respeto hacia la gente y creo que en el contexto de la pandemia es cuando más tenemos que respetarnos y respetar a los demás", concluyó el enfermero.
PABLO DÍAZ, MÉDICO TERAPISTA
Entre la terapia y las noches en familia
Pablo Díaz es médico y papá de Pablo (26), Samuel (22) y Tomás (20). Hace 26 años es terapista y dijo que nunca le tocó vivir momentos tan duros como los que enfrenta a diario. Coordina la Terapia Intensiva del Hospital Rawson y es uno de los encargados de informar a las familias la evolución o la muerte de los internados. Y si bien dijo que los momentos más duros los vive, de manera repetida, en el hospital, la pandemia le permitió disfrutar de su familia desde un lugar diferente, valorando mucho las pocas horas del día que comparten. "Es complicado ser terapista y papá. Hay veces que uno sale del trabajo y no se puede desenganchar. Dar los informes es muy duro, vemos familias que pierden hasta a más de un integrante", dijo y comentó que cuando llega a su casa, el cable a tierra es compartir una hora de gimnasio con sus hijos y su esposa.
En el contexto de la pandemia, les recomendó a sus hijos que evitaran ir a un gimnasio. "Fue así que surgió la idea del gimnasio en casa. Todos los días, entre las 20 y las 21 hacemos gimnasia en familia. Disfruto mucho con mis hijos", dijo y comentó que además, varias noches a la semana se reúnen todos a cenar. "En ese momento tratamos de distendernos y de no llevar pálidas. La verdad que en el trabajo se viven muchas situaciones difíciles y hay veces que tenemos hasta crisis de llanto por lo que vemos", contó y dijo que ser papá es lo que hoy en día lo mantiene de pie.
Comentó que además de trabajar en el hospital hace chequeos de personas con internación domiciliaria y dijo que ese trabajo también le lleva mucho tiempo y que esa exposición le da miedo. "Este virus no lo vemos y nos da miedo. Hago todo lo posible para cuidar a mis hijos, soy bastante hincha para que cumplan con la prevención y ellos son muy responsables", concluyó.
LUIS DURÁN, AGENTE SANITARIO
Con precaución y sin perder el amor
Luis Durán tiene 35 años, es oriundo del departamento de Sarmiento y trabaja en el vacunatorio del Centro Cultural, de Media Agua. Es agente sanitario y gran parte de su trabajo está relacionado con la organización diaria de la vacunación. Sin embargo, ese no es el único trabajo que Luis realizó en el contexto de la pandemia de covid-19. Contó que estuvo en el puesto de San Carlos haciendo hisopado a los transportistas, capacitó a personal que estaba en los distintos controles y estuvo al frente de las brigadas de covid-19 que hacen visitas domiciliarias a las personas aisladas y que son de bajos recursos. Durante este tiempo, Luis no sólo atravesó por todas estas tareas, sino que hasta se convirtió por segunda vez en padre. Y, a pesar del estrés que eso le significó, dijo que el nacimiento de su hija fue como la esperanza que necesitaba para seguir luchando contra el virus que tanto atemoriza a todos.
"Trabajar en el área Covid no es nada fácil. Siempre estás con miedo al llegar a casa. Tengo mucho cuidado y hasta pienso qué hice cada minuto para ver si no estuve en riesgo de contagio, para evitar contagiar a mis hijos. Es que no sabés si llevás o no el virus. Sin embargo, yo sé que tengo un deber. Mi hijo más grande que tiene 6 años se adaptó mucho a la pandemia y siento que él, durante mucho tiempo, fue quien me dio fuerza para seguir. Este virus no sólo nos enseñó a trabajar más fuertemente en lo que nos gusta, sino que también nos obligó a ser más flexibles y adaptarnos a todo. Hasta me toca en ocasiones hacer de maestro" dijo entre risas y contó que su hijo está cursando el Primer grado.
Por otro lado, Luis admitió que en el contexto de la pandemia y de todas las horas que trabaja por día, muchas veces pierde momentos de disfrute con sus hijos, pero dijo que nunca cambiaría su trabajo.