Lo que prometía ser una noche de alegría y diversión, casi termina en tragedia. Momentos de verdadera desesperación se vivieron en San Juan el 4 de mayo en en el Hipódromo del Jockey Club. Cientos de personas se habían acercado para disfrutar los juegos del Discovery del Hollywood Park que se encontraba en la provincia desde hace algunos días. Niños, jóvenes y adultos. Nadie quería perderse las atracciones.

Sin embargo, una falla en uno de los aparatos sembró el terror. El Discovery, uno de los juegos más concurridos, se rompió y 31 personas quedaron suspendidas en el aire durante casi 4 horas. Se trata de una rueda gigante que gira sobre su eje y es elevada a las alturas por un brazo mecánico sostenido desde la base.

Fueron momentos de tensión extrema, donde parecía que la tragedia podía ocurrir en cualquier momento. Abajo, amigos y familiares rompían en llanto. Todo ocurrió cerca de la madrugada. El aparato se detuvo cuando giraba a más de 20 metros de altura.

 

Casi de inmediato, personal de Bomberos se hizo presente en el lugar con una grúa especial para rescatar una a una a las personas atrapadas, muchos de ellas chicos. Además se sumaron dos máquinas similares que fueron prestadas por una empresa constructora.

¿Qué pasó? El juego ya había dado la primera vuelta de 360º y se encaminaba al segundo giro, pero se escucharon crujidos y en un momento la rueda quedó trabada en uno de los puntos de máxima altura. Tanto los espectadores como los participantes empezaron a notar que algo estaba mal, pues la rueda continuaba girando, pero ya no bajaba a la superficie. 

Los encargados cruzaban miradas, hasta que después de varias vueltas reconocieron la falla y de inmediato se desató la locura. Los 31 estaban atrapados en las alturas, a la intemperie, boca abajo y sin saber cuándo iba a terminar la pesadilla. Abajo, la situación también se descontroló: los familiares arremetieron contra los encargados y hubo gritos, insultos y llanto.

Además colocaron una colchoneta inflable gigante para poder amortiguar cualquier posible caída y asistencia de ambulancias y hasta un psicólogo, explicaron las autoridades.

Los gritos desesperados de quienes quedaron colgados erizaban la piel. Y el paso de las agujas del reloj era eterno. Al tocar tierra, las víctimas eran atendidas por un equipo médico.


 

Muchos terminaron con náuseas, vómito y mareos, pero afortunadamente ninguno sufrió heridas de gravedad.

 

Testimonio del horror

“Fue de terror. Tratábamos de calmarnos, pero era imposible. Me mareaba, me faltaba el aire, me dolía todo, fue feo en serio”, contó Diego Caballero (31), que fue al parque con su esposa y sus dos hijos.

“Había un hombre que estaba súper alterado porque tenía a su hija sola abajo. Vos pensás que estás 3 minutos y te bajás, no que te vas a quedar 4 horas. A mi derecha una chica vomitó dos veces, estaba de cabeza y se ahogaba, le chorreaba el líquido por el pelo. Ella se desmayó. Y había otra nena muy alterada que no paraba de llorar. Aparte nos cag… de frío”, aseguró. Y siguió contando lo que pasaba en su cuerpo: “Primero los ojos me empezaron a llorar. Después sentía que la cabeza se me iba inflando, y como que perdés puntos de visión, empezás a ver borroso. Perdí la percepción de las piernas, tenía todo acalambrado. Desde abajo nos decían que moviéramos los brazos, pero era imposible. El dolor de cabeza y de oídos era insoportable. Al menos yo, tenía como un zumbido permanente en los oídos, estaba como perdido, no entendía nada”, lanzó. Caballero además dijo que sintió un “tremendo alivio” cuando tocó tierra, y que lo primero que hizo fue abrazar a sus hijos: “Desde arriba los veía llorar y eso me partía”. “Lo veo como un aprendizaje. A esa mugre no me vuelvo a subir jamás en la vida”, finalizó el joven.

 

El peritaje: "Falta total de mantenimiento"

Diez días después del hecho, al mando del juez Carlos Lima, magistrado de Flagrancia a cargo del Primer Juzgado Correccional, cuatro ingenieros de la Universidad Nacional de San Juan se hicieron presentes en el predio del Hipódromo del Jockey Club para inspeccionar el Discovery.

Tal como lo había solicitado la Justicia, la UNSJ aportó a la tarea ingenieros eléctricos, uno de ellos especializado en higiene y seguridad, uno mecánico y otro electromecánico.

Con los resultados en manos, se resolvió procesar sin prisión preventiva al dueño del Parque, Alfredo Rodríguez Siuffi, por el delito de "lesiones leves" en concurso real contra 3 personas: tenían golpes, laceraciones, etc. Antes, le habían trabado un embargo por 200.000 pesos.

 

La pericia de los profesionales determinó "una falta total de mantenimiento y controles" por parte de la empresa. También, cosas básicas como el aceite lubricante tenía una viscosidad que daba cuenta de un lubricante viejo. Además, el aparato tenía dientes rotos en unos engranajes y "fatiga" en algunas piezas.