1- Colores fríos: se pueden combinar flores en tonos de azules, violetas y lilas sobre una pared pintada de blanco, para que dichos colores se destaquen mejor. Si se arma un cantero con herbáceas de estos tonos sobre un fondo verde, no se lucirán tanto como si la medianera fuera de color claro, es decir, luminosa. Salvias, agapantos, lavandas, jazmín del cielo, salvia azul, iris louisiana, perovskia son algunas de las recomendadas.

2- Colores cálidos: en este caso, es posible combinar, por ejemplo, rojos, naranjas y amarillos sobre una pared verde seco a fin de que se destaquen, pero que no sea estridente. Pueden utilizar achiras, dalias, salvia roja, rosa china, hemerocalis, bulbines, knifofia, flor de pájaro, rosales de pie bajo, poligalas, lirios, zinias.

3- Combinar el blanco: las distintas variaciones del blanco pueden recostarse sobre cualquier tono de muro y directamente sobre el verde de un follaje de enredadera o de arbustos, para lograr una atmósfera distinguida Así es posible disponer: rosa iceberg, erigerones, gauras, cleomes, jazmín del cielo alba, jazmín del cabo, floripón, calas, anémonas.

4- Combinaciones de tonos de verdes: también puede lograse una composición interesante de tonos de verde ofrecido por el follaje, por ejemplo: buxus, olea texanum, fotonias, abelia enana, verónica, eugenia.

En todos los casos, es importante que el cantero este constituido en su totalidad por especies perennes o por el 60% de perennes y el 40% de especies caducas, para que en invierno no se desestructure.

También conviene que las alturas de las plantas que lo compongan sean escalonadas de mayor a menor, a fin de que se visualicen en su totalidad. Según la función, la altura de las especies puede tener hasta 2 metros para disimular visuales; para separar virtualmente dos espacios, de 60 cm a 1,20 m de altura; si es para usar como borde de un camino, de 20 a 30 cm.