Ayer, Pablo Tejada Ruiz, el sanjuanino de 35 años que representó a la provincia en el Campeonato Federal del Asado en el Obelisco porteño, llegó a la final del certamen. Hoy, aún emocionado por la experiencia, regresó a la provincia y dialogó con DIARIO DE CUYO para contar lo que vivió y revelar parte de sus secretos.

“Estoy llegando a San Juan en este momento y cuando bajé del avión lo primero que hice fue darle un beso a la tierra, me siento muy orgulloso de todo lo que he vivido, ha sido extraordinario para mí”, comenzó diciendo el sanjuanino que, casualmente, fue compañero de cuarto del ganador el formoseño Germán Caballero, al que él llama “El Yacaré”.

“Fue una experiencia muy bonita, mi objetivo era llegar a ser finalista y lo logré. Fui a darlo todo y el poder compartir la experiencia con “El Yacaré”, fue única. Es una persona muy buena, muy humilde. Ayer, cuando cerró la competencia, me dijo: ‘A la única persona que realmente le tuve miedo fue a vos, Sanjua’”.

En cuanto a los platos que presentó, Pablo reveló que, "en primera instancia hice una bondiola, con puré de berenjenas, pimientos asados y ajo. Eso, coronado con cebolla carbonizadas con miel y aromatizado con jarilla. Además, presenté un bife de chorizo, con una Cordillera de los Andes de papas chips, con alioli. Y a los riñones los presenté con una guarnición de escabeche con aderezo francés, que le dio un sabor más delicado. A los riñones primero los hice a la parrilla y después los salteé en el wok”.

Y agregó: “Ya sabiendo que estaba entre los 6 mejores del país, presenté una medialuna de vacío con relleno de chorizo con salsa criolla y con una papa canoa hecha al rescoldo y después freída. Eso, con vegetales salteados con muchos productos de huerta. Además de, costillas con chimichurri, brusquetas de ajo y tomate confitado y morcilla. Y a la entraña la presenté con huevos poché arriba. Cuando los rompieron, la yema cayó como un baño dorado sobre la carne”.

Ambos platos fueron ideados al detalle por el asador sanjuanino, que llamó al primero “Ventanal de Cuyo” y al segundo, “Querido Nucho”, en honor a su papá, a quien le gustaban la entraña y los huevos fritos.

En cuanto a sus secretos, el jachallero relató que, “a los platos me los hizo un amigo, tienen la forma del mapa de San Juan y están curados con aceite de oliva sanjuanino. También presenté mis cuchillos especiales y un mantel con un camino gaucho. Las tablas también tienen la forma del mapa de San Juan y armé un florero que tenía una rama de jarilla con sus flores amarillas, a las que mojaba cuando pasaba el jurado para que emanara todo su aroma”.

Para finalizar, Pablo confió que, “si tengo que hacer una autocrítica, creo que me faltó incorporar más productos, para poder mostrar más variedad. Pero hice todo lo posible para que mi provincia mostrara todos sus sabores, sus aromas. Yo gané llevando a mi provincia al Obelisco. Hice todo para quedar como finalista a dejar a San Juan en lo más alto. Cumplí mi sueño de ir a representar a mi provincia a través de lo que más amo, que es hacer mi comida. Y además gané amigos y el respeto de ellos”.