Desde los cinco años, Orlando Balmaceda (50) toca el piano. Es que este hombre es apasionado por la música. Por este “delirio” es que hoy llegó a ser el humorista que es. A eso se le sumó que siempre se caracterizó por ser el chistoso del grupo, tal como lo confiesa. Pero en realidad, el asunto de convertirse en un “showman” empezó seriamente cuando se fue a estudiar odontología a Córdoba. Es que con esas dos virtudes ligadas a la ocurrencia y la música, aquel joven estudiante se convirtió en número fijo de cuanta peña universitaria hubiera. Años más tardes, el dentista volvió a su pago no sólo con una profesión sino con dos. “Cuando estoy atendiendo a un paciente le hago bromas y sus carcajadas se escuchan hasta la sala de espera. Es que a nadie le gusta ir al dentista, por eso yo le agrego esta cuota de alegría”, contó quien tiene en su haber más de 30 imitaciones. Mientras reparte el tiempo entre el consultorio y los ensayos, Balmaceda elige dar su espectáculo -que incluye un dj, sonido e iluminación- frente a un público no tan masivo ya que “me gusta caminar entre la gente, ver sus caras e interactuar con todos”, remarcó.
