Su familia. Además de su hijo Marcos, que es sacerdote jesuita, la familia de Muiño (foto) está conformada por sus hijas Laura, Clara y Cecilia, y sus nietos Francisco y Vera.

Un viudo fue ordenado sacerdote en Córdoba durante una ceremonia en la que su propio hijo, que es cura, le impuso las manos y no faltaron las palabras de homenaje para su fallecida esposa, compañera en la labor misionera con la que el ahora presbítero tuvo cuatro hijos y dos nietos.

Se trata de Héctor Luis Muiño, quien recibió el sacramento el pasado sábado en una ceremonia encabezada por el obispo de Deán Funes, Gustavo Gabriel Zurbriggen. La ordenación se realizó en la parroquia San Francisco Solano de la pequeña localidad cordobesa de San Francisco del Chañar, ubicada 200 kilómetros al norte de la capital provincial, informó la agencia católica de noticias AICA.

Además de su hijo Marcos, que es sacerdote jesuita, la familia de Muiño está conformada por sus hijas Laura, Clara y Cecilia, y sus nietos Francisco y Vera. Autoridades eclesiásticas informaron que Muiño dedicará su ministerio a la administración de la parroquia de San Francisco del Chañar y más de diez comunidades de alrededores. Además desarrollará las tareas que ya desempeña como Ecónomo de la Prelatura, encargado de las Misiones y de la Escuela para Diáconos Permanentes, y formador de los misioneros ad gentes de la región Centro.

Muiño había sido designado diácono permanente el 28 de marzo de 2016, quedando a cargo de la cura pastoral y administrativa de la parroquia San Francisco Solano donde ahora se desempeñará como párroco. El nuevo sacerdote celebró su primera misa el domingo pasado, día de del patrono de las misiones San Francisco Javier, en la catedral Nuestra Señor del Carmen de la ciudad de Dean Funes.

El nuevo sacerdote es un misionero consagrado que hace más de 30 años llegó a la Prelatura con su familia para entregarse a la misión y la catequesis en los lugares más alejados y postergados del norte de Córdoba.

La celebración eucarística estuvo presidida por monseñor Zurbriggen y fue concelebrada por el obispo prelado emérito de Deán Funes, monseñor Aurelio Kuhn, sacerdotes de la Prelatura, de diócesis vecinas y varios jesuitas radicados en Córdoba. Participaron fieles de las comunidades rurales.

La ordenación estuvo marcada por muchos momentos emotivos. Entre ellos: el recuerdo de su esposa Nora, la reseña vocacional y misionera hecha por monseñor Zurbriggen en la homilía, la imposición de manos de su propio hijo y las palabras de agradecimiento del padre Muiño acompañado por su guía espiritual, el padre Ángel Rossi.

El nuevo sacerdote eligió como lema de ordenación el Salmo 70: “Todos los días mi boca anunciará tu salvación Señor”. Al finalizar la celebración se leyó el decreto con el que el obispo lo nombró administrador parroquial y luego hubo un almuerzo comunitario. El nuevo sacerdote celebró su primera misa el domingo 3 de diciembre, memoria litúrgica de San Francisco Javier, patrono de las misiones. Télam