San Martín y por ende su técnico, Darío Franco, se ven de cara a un estancamiento en el rendimiento del equipo. Por bajones futbolísticos a nivel individual y también porque los rivales ya saben cómo juega el verdinegro. Entonces, sin perder la esencia, es el momento de cambiar. Puede ser de nombres y también de dibujo táctico. Aunque para Franco la situación es clara: “Esta es la forma de juego que tenemos, no voy a cambiar ni sistema ni esquema, puede ser jugadores”. San Martín hace del desborde por los costados y los posteriores centros, su arma predilecta de agresión. Con 12 fechas encima, esa idea ya dejó de ser novedosa y resulta más bien sistemática. El habitual principal receptor de los centros es Sebastián Penco, quien mide 1,82 metros de altura y que lógicamente está en desventaja ante los centrales contrarios. Por el propio dibujo, el nueve es casi imposible verlo fuera del área grande. Un dato: el mejor gol de Penco se lo hizo a Unión la temporada pasada con un sablazo desde 25 metros. El famoso 2-1 que se intenta tanto por derecha como por izquierda ya resulta imposible puesto que los volantes carrileros rivales y los laterales esperan a los atacantes en su campo. San Martín carece de remates de media distancia para forzar que por el centro de la defensa contraria tengan que salir a marcar. Franco respeta su idea siempre y ya subrayó que no habrá cambios drásticos. La dinámica, la asociación en el juego, la salida de abajo a través de los centrales son su marca registrada, esa que lo llevaron a la cima al equipo, pero que ahora perdió eficacia. Con Messera desde el arranque cuando el DT lo crea conveniente se dará un movimiento de piezas claves, ya que el ex Gimnasia tomará la función de enlace, algo que realizó en los complementos ante Boca Unidos y Tiro Federal, cuando el equipo mejoró su rendimiento claramente. Por Gerardo Alaniz
