�Con un estilo poco ortodoxo y falto de modales Guillermo Moreno llegó a mediados de 2006 a la Secretaría de Comercio Interior, un puesto de segunda línea, pero este economista le dio a su gestión tanta exposición que pronto les hizo sombra a los sucesivos ministros de Economía que desde entonces tuvo el país.
Llegó para combatir la inflación, de ritmo creciente en Argentina luego de que el país se recuperara de la crisis de 2001-2002. Pero el ‘paladín de los precios‘, como empezó a ser conocido, popularmente, utilizó métodos poco ortodoxos y amables, según varios empresarios encumbrados que recibieron sus peculiares e inesperados llamados y visitas.
‘Es más bueno que Lassie; ladra, pero no muerde‘, dijo alguna vez el fallecido expresidente Néstor Kirchner. 
Pese a los acuerdos de estabilidad de precios, la inflación continuaba en alza y Moreno decidió a inicios de 2007 intervenir el INDEC. Desde entonces, los índices oficiales de precios comenzaron a mostrar números que economistas y empleados del organismo tacharon de fantasiosos.
La ruptura del termómetro de la inflación generó una fuerte polémica en Argentina y, pese a ser investigado por la Justicia, Moreno se mantuvo impávido. Por el contrario, multó y denunció ante la Justicia a las consultoras privadas que osaron difundir sus propios datos de inflación.
En los prolegómenos del conflicto agropecuario, en marzo de 2008 empresarios del sector frigorífico denunciaron al funcionario por intimidación en el marco de los intentos del Gobierno por alcanzar un acuerdo para frenar los precios de las carnes. En círculos políticos aún se recuerda cuando Moreno, en un acto público, le hizo por esos días un gesto singular al entonces ministro de Economía Martín Lousteau: una mano en el cuello, como quien advierte que le pasará a degüello… Poco después, Lousteau dejaba de ser ministro de Economía.
Moreno también regulaba las importaciones, poniendo límites a la concesión de permisos para ingresar bienes a Argentina, y las exportaciones de productos básicos, como la harina, estableciendo cupos para privilegiar el mercado doméstico. Igual fue un sueño el pan a 10 pesos.
Tras siete años de sus métodos heterodoxos, la política antiinflacionaria es un fracaso: según consultores privados la inflación ‘real‘ acumulada en los últimos 12 meses es del 25,9 %.