"UNO DE LOS VÍNCULOS MÁS EVOLUCIONADOS”
¿Es posible una amistad genuina entre un hombre y una mujer? Es una pregunta que responder presenta algunas dificultades.
Quizás si simplemente nos remontamos a los mandatos proclamados por las diferentes religiones -donde se busca la conservación de la especie- la respuesta sea que el hombre y la mujer han sido creados para procrear, con lo cual, el vínculo esta "sexualizado” en esencia.
Si consultamos con la Biblia católica, donde el Génesis habla de un Adán y
Eva como pareja que tenía como misión "enchid” la tierra, procrear, es imposible
pensar en un vínculo de amistad entre ellos. Esa prioridad, parece dejar de
lado un vínculo donde el erotismo no envuelva la relación.
Este mandato de "fe” es corroborado y apoyado en las culturas denominadas
"machistas” donde el hombre es más hombre”, más "macho” cuanto más mujeres ha tenido en su vida sexual. Y la mujer, está legitimada en cuanto a ser "la mujer de”, "la madre”, "la amante”, todas imágenes connotadas de erotismo. La mujer no parece ser valorizada en su rol de "amiga”.
Los tiempos actuales han dado lugar a nuevas figuras que permiten vínculos
con suficiente plasticidad para llevar una denominada "amistad” con derecho a
relaciones sexuales. Entre los jóvenes –los llamados "amigos con derechos”- legitiman una relación en la que el erotismo se permite en ciertas ocasiones,
sin llegar a la formalidad de un noviazgo o relación con un proyecto de pareja
más comprometido. Esto último, ¿será un modo de legitimar que es imposible
ser "amigo” de una mujer o un hombre, sin tener sexo?, Buena pregunta. Parece
como una especie de formación de compromiso, que permite mantener suficiente distancia para no tener un proyecto serio de pareja, y suficiente cercanía para tener oportunidad de tener sexo sin compromisos ulteriores. Porque convengamos, que aunque ya nadie piensa en la "prueba de amor”, algunos no dejan de sentir culpa de acostarse con alguien sólo por placer (dado que socialmente hay lugares donde sigue siendo mal visto) y para no quedar señalado, hacen un "como si”, que muestra un compromiso, pero no es tal.
Después de tales disquisiciones, parecería casi imposible pensar en la figura de la "amistad entre el hombre y la mujer” como un lugar genuino, no erotizado, donde dos personas pueden encontrarse para apoyarse mutuamente a lo largo del tiempo, de manera incondicional y aceptando los aspectos fallidos y faltas del otro.
Pues es pensable y es posible. Afortunadamente, son muchos los casos,
ejemplos, de la religión, la historia, y la vida cotidiana. Y ¿cómo se llega ahí? Muy simple: haciendo un proceso denominado "sublimatorio”, donde se deponen los impulsos eróticos en pos de un afecto superador y reparatorio. No importan
las edades, aunque es más fácil encontrarlo hacia la adultez, a partir de los 30,
cuando quizás parecen más manejables los impulsos eróticos. Pero además,
cuando aparecen más valorables, los afectos que van más allá de lo efímeramente erótico. Así como en las relaciones de pareja, con los años se van priorizando más los encuentros afectivos, que trascienden los físico, del mismo modo, quien ha llegado a un nivel de superación y de evolución de sus procesos internos, es más capaz de ser amigo de alguien del sexo opuesto.
Puede viabilizar los afectos por otros caminos diferentes al erotismo.
El erotismo es un proceso fundante del sujeto, y tiene por tal, vital importancia
en el desarrollo del individuo, pero siempre en pos de niveles superiores de integración del yo, donde emergen procesos de síntesis racional y afectiva
superadora de etapas más primitivas.
Poder tener vínculos donde el erotismo es sublimado en pos de un amor diferente, habla de una capacidad de ser adulto y sano.
Del mismo modo que la ley del incesto hace que una persona detenga sus impulsos eróticos hacia su progenitor, y busque la salida exogámica en una pareja fuera de su familia, este proceso permite el desarrollo del amor deserotizado.
Y la posibilidad de amar trascendiendo lo meramente físico, erótico, por
lo que también lo hace más duradero. Sí es posible la amistad entre un
hombre y una mujer. Quizás sea uno de los vínculos más evolucionados, y cuando se logra, hasta de los más fuertes y duraderos.
