Algunos se fueron rápidamente al vestuario, sin contener el llanto, como Molina o Sánchez. Otros se tiraron en medio de la cancha y el resto, quebrado, se sentó en el banco de suplentes, a rumiar el dolor. “Siempre luchamos por mantenernos, pero se llegó al punto de que lo se hacía, no alcanzaba. Con un presupuesto bajo, era imposible traer jugadores que hicieran la diferencia. Esto da una tristeza muy grande”, dijo Leo Porolli. “Se dejó todo lo que había, pero no alcanzó. Hoy (por ayer) no salió nada, no encontramos la solución a lo que nos planteó el rival y por eso nos ganaron bien”, apuntó Juan Pablo Casasola. “Tengo bronca porque pudimos ganar. No eran más que nosotros, pero la verdad que jugamos mal en el partido decisivo”, indicó por su parte Ernesto Nielson.
