Se acercaron al lugar un tanto temerosos y sin decir más palabras que ’buen día’, pero con el correr de los minutos se atrevieron a sonreír, a charlar con quien tenían al lado y hasta brindar por la paz del mundo entero. Fueron los hombres y mujeres que, sin conocerse, ayer participaron de un almuerzo navideño para olvidarse de los dolores y las penas al menos por un rato. Lo organizó la gente de Cáritas de la Parroquia María Madre de Dios como festejo anticipado de la Navidad. Es el segundo año consecutivo que se lleva a cabo este evento solidario. Participaron unas 30 personas que viven solas, que perdieron un ser querido recientemente o que padecen alguna enfermedad.
Eloísa Roldán no sale nunca a pasear, pero ayer fue una de las primeras en llegar al almuerzo. Pese a sus 86 años y a la artrosis que le afecta las rodillas, dedica todo su tiempo a atender a su bisnieto de 14 años, al que abandonó su madre apenas nació. ’Somos los dos solitos nomás, y los dos solitos pasamos la Navidad. Siempre trato de cocinar algo rico para esa noche, pero a veces la jubilación de ama de casa no me alcanza. Tengo 7 hijos, pero ni me vienen a ver porque ya tienen su propia familia’, contó.
Antes de comenzar el almuerzo, se escuchaba el llanto de María Agüero, de 55 años, que no pudo contener las lágrimas al recordar a su madre que falleció en marzo y con la que asistió al almuerzo el año pasado. ’Me quedé sola’, dijo María ante el silencio de los demás. ’Todos tenemos algo por qué llorar, pero tenemos que dar gracias a Dios por estar vivos y con ganas de seguir en la lucha. Así que vamos a distraernos un rato’, dijo uno de los hombres que asistieron al almuerzo, a pesar de que casi no puede caminar por un ACV.
Este comentario arrancó algunas sonrisas y logró cambiar el clima. Los comensales aplaudieron entusiasmados cuando les sirvieron las empanadas caseras humeantes, aunque no pudieron comerlas de inmediato. Primero participaron de la bendición de los alimentos que dio Diego Navarro, sacerdote a cargo de la Parroquia María Madre de Dios quien también participó del almuerzo. Al finalizar la bendición todos llenaron sus vasos para hacer un brindis por la paz de cada uno y de todo el mundo.
El almuerzo se realizó en el salón de Cáritas, en el barrio Aramburu, y además de las empanadas incluyó pollo con ensalada y helado de postre. También hubo música para los que se animaran a dejar de lado sus dolores y bailar para divertirse por un rato.

