"Acabamos de escuchar la historia en la radio y queríamos conocerlo. Justo lo encontramos acá", dijo una mujer, oriunda de Mendoza que estaba en la Casa de Sarmiento junto a sus pequeñas hijas. El chico, un tanto tímido, aceptó sacarse fotos con los turistas. Mientras, su abuela contaba cómo desde el sábado, periodistas de distintas provincias llamaban sin parar para hacerle una entrevista al niño de 12 años. Es que la historia de Nicanor Quinteros, más conocido como Nico, emocionó tanto que en poco tiempo se replicó en los distintos medios y se viralizó en las redes sociales. El chico armó una escuelita en el fondo de su casa y allí le da clases de apoyos a más de 30 niños que viven en el Quinto Cuartel, en Pocito. Además, les lava los guardapolvos y hasta les da una merienda. Su historia salió a la luz en el programa Estudio 8 que se emite por Canal 8.
Ni el niño ni su abuela Ramona imaginaron el impacto que causaría lo que para él es un juego que comenzó hace tres años. Ayer caminaban por las veredas céntricas mientras contestaban numerosas llamadas telefónicas de distintos medios nacionales que querían entrevistar a Nico. Incluso Marcelo Tinelli, a través de las redes sociales, expresó el deseo de conocerlo personalmente. "Es raro que a la gente le llame la atención lo que hago porque para mí es normal", dijo Nico con la timidez que lo caracteriza. El viernes, canales de televisión y medios gráficos llegaron hasta su humilde vivienda del barrio Las Piedritas y la noticia no tardó en desparramarse por todo el lugar. "Vecinos de todas partes llegaron para felicitarme. Incluso recibí mensajes de gente de Tucumán y de Neuquén que quiere ayudar a Nico", dijo la abuela Ramona. Pero el pequeño maestro no quiere nada para él. Contó que los que más necesitan son sus alumnitos que a veces van de ojotas en pleno invierno a la escuelita y que por el frío comenzó a preparales té y su abuela les da pan con dulce.
Entre todas las visitas y felicitaciones que recibió el chico en estos dos últimos días, la que más lo sorprendió fue la de la Policía de Pocito. La abuela contó que el viernes por la noche un patrullero llegó hasta su casa con policías que fueron a conocerlo y a felicitarlo. "Nos sorprende todo esto", contó la mujer.
Ayer, ni bien abrió los ojos, Nico le pidió a su abuela que lo llevara a la Casa de Sarmiento. En el vecindario y algunos de sus familiares lo llaman "el Sarmientito", porque al igual que el prócer, armó una escuela de niño. Es por eso que cuando ingresó al caserón de adobe que está en El Carrascal, los ojos se le llenaron de lágrimas. Pero más impacto causó a los encargados del Museo que ni bien se enteraron de la presencia del niño, salieron a recibirlo. Una visita guiada de lujo sirvió para que Nico conociera detalles de la historia de Sarmiento que, seguramente luego le contará a sus alumnitos. "¿Alguien más volvió a tejer en el telar?, ¿estos bancos eran de él?", fueron algunas de las preguntas que hizo el niño en un recorrido que le causó asombro y emoción. Con atención miró cada detalle de la casa y escuchó cada palabra de la guía. Pero lo que más le gustó fue sacarse una foto junto a la estatua de la puerta.