Ellos se enteran de todo en el momento. Ven y oyen el relato de accidentes, actos de violencia de distintos tipos, robos e incluso “espían” a quiénes tiran un papel al piso, cruzan por la mitad una calle o conducen en contramano. Se trata de los 140 operadores del 911 y monitores de las cámaras de seguridad que trabajan todos los días en el Centro Integral de Seguridad y Emergencias (CISEM) para cuidar a los sanjuaninos en 10 departamentos.
Los hombres y mujeres, civiles monitoreados por personal policial, trabajan en distintos turnos, a veces detrás de las pantallas y otras, de los teléfonos. Por lo estresante y complejo de su tarea, están activos durante una hora y después tienen un descanso de 40 minutos, antes de regresar a su lugar de trabajo.
Según aseguran, lo más gratificante de su función es ayudar a la comunidad en situaciones de urgencia y vulnerabilidad. Aunque eso también los afecta, sobre todo cuando no logran asistir a la víctima. “Nos tocó ver un crimen y no pudimos hacer nada, fue muy fuerte”, contó una de las operadoras.
Sin embargo, la misma situación genera una alta satisfacción cuando logran su cometido. “Hace un tiempo recibimos el llamado de un hombre que marcó el 911 en vez del 107 en el momento en que sintió que se descomponía. Él nos hablaba y nos contaba que se sentía muy mal y necesitaba ayuda, cuando de golpe quedó en silencio. Pasamos la emergencia al 107 y nos quedamos preocupados. Por eso, llamamos después para saber qué había pasado: cuando hablaba con nosotros estaba sufriendo un ACV y gracias a llegar rápidamente, los médicos lograron salvarle la vida”, recordaron desde el centro.
En el video, tres operarios cuentan los detalles y sensaciones que les deja su trabajo.