"Hemos estado haciendo un libro", dijo una. "Le pusimos calcos y dibujos", contó otra. "Y ahí hemos escrito cuentos", agregó una tercera niña. Lo que trataban de explicar con ansiedad y todas a la vez fue que, según las posteriores aclaraciones de una de las profesionales que las contienen, habían escrito sus historias personales en forma de cuento como parte de una terapia para enfrentar algunos de sus problemas de vida. Estas chicas viven en el Hogar Margarita Naseau y forman parte del Servicio Público de Ludotecas (juegotecas) de la Municipalidad de Santa Lucía, que fue inaugurado ayer.
Las niñas que armaron las historias fueron las más grandes de la casa, las primeras que llegaron allí. En total, son diez los chicos en situación de riesgo social que conviven en ese hogar luego de que fallos judiciales determinaran que era lo más conveniente para su salud física y mental. El objetivo de la ludoteca es crear un espacio para que los niños puedan desarrollarse, expresarse e interactuar a través de juegos, muchas veces creados e imaginados por ellos mismos.
Con talleres de construcción, las niñas también crearon sus propias muñecas de trapo. Pero no se trató sólo de usar aguja e hilo, primero tuvieron que reconocer las partes del cuerpo humano. De la misma manera se encamina cada actividad de la ludoteca: aprendiendo y expresando. "Ellos construyen sus propios juegos como ludos, cubos y juegos de encastre", contó Alejandra Rodríguez, profesora de plástica.
En el hogar, a cargo de cinco monjas vicentinas con la ayuda de profesionales (una psicóloga, una fonoaudióloga y profesoras de plástica), conviven seis chicas de entre 11 y 15 años y cuatro varones de entre 5 y 10 años. "Nosotros vivimos aquí y visitamos a la familia si queremos, o nos visitan si la jueza dice que sí", comentó una de las niñas. Por la contención que reciben todos en el grupo han podido asumir sus problemas y seguir adelante.
El hogar se encarga hasta de sus estudios. Por intermedio de becas escolares, todo el grupo asiste al colegio María Auxiliadora y uno de los varones, al Don Bosco. Por eso los talleres lúdicos se hacen martes y miércoles. "Es que tenemos muchos deberes y para estudiar", aseguró una de las niñas.

