Sobre la arena, a la orilla del agua, los visitantes de los campings y playas del Dique de Ullum aprovechan para broncearse con los primeros rayos de Sol de la temporada. Sólo se acercan al lago para refrescarse o mojarse los pies, ya que los que entran al agua para nadar son muy pocos.

Cuando faltan sólo 15 días para la llegada del verano, las playas del dique ya están habilitadas y preparadas para recibir a la gente. Pero, por ahora, las motos de agua, las lanchas, los botes y las velas tienen el espejo de agua reservado sólo para ellos. Y los únicos que disfrutan al jugar en el lago son algunos de los niños que llegan a las playas.

Desde hace unas tres semanas, según comentaron las personas que controlan la entrada en las playas más visitadas del dique, los grupos de chicas y chicos se reúnen en la arena, bajo el Sol, y aprovechan para broncearse mientras toman mates o una cerveza. Los parrilleros ya se ven humeando gracias a las familias que eligen comer un buen asado y pasar el día bajo los árboles y los quinchos.

El motivo es que los vientos típicos de la época no cesan y, por más que el Sol ya pega fuerte, no es suficiente para contrarrestarlo. Por eso la gente ingenia otras alternativas para pasar un buen rato al lado del agua, sin nadar. En la mayoría de los complejos, como el de la Universidad Nacional de San Juan o el Palmar del Lago, el ruido del viento se mezcla con el de los cuatriciclos y el de los estéreos de los autos o los equipos de música que llevan los distintos grupos de personas. Por su parte, en Costa Magna, se puede escuchar música brasileña y la voz de dos animadores que incentivan a hacer palmas a todos y a bailar sobre un escenario y a los que suben, como recompensa, les entregan premios. Así, de a poco, se está iniciando una nueva temporada de verano en las playas del Dique de Ullum.