El argentino Lionel Messi, venerado por el pueblo indio, generó un descontrol organizativo en el partido que Argentina y Venezuela jugaron ante unas 70.000 personas en el estadio YBK de Calcuta. Como correlato de sus primeros días en la ciudad, la presencia del crack rosarino en el estadio bengalí obligó a la alteración del protocolo del amistoso por los desbordes de sus fanáticos. Agasajado con banderas, mimado con gritos de excitación, coreado por miles de hinchas asiáticos, cercanos al fútbol sólo por él, Messi fue el centro máximo de atención en la extenuante jornada de la India. Durante el prólogo del partido, en ejercicio de su nuevo rol de capitán, el argentino recibió el respeto de funcionarios del gobierno local con la entrega de una plaqueta recordatoria de su paso por la ciudad. A contramano de lo exigido por la FIFA en amistosos de carácter oficial, la seguridad india se mostró permisiva ante la seducción despertada por el jugador de Barcelona y facilitó el ingreso al campo de juego de un centenar de personas sin funciones asignadas. La misma policía, encargada del dispositivo de control, tuvo desatenciones en el afán de acercarse al nuevo ‘Dios del fútbol‘, tal como se lo bautizó en el país asiático. La locura por Messi generó, además, que se suspendiera la ceremonia de premiación, al quedar rodeados de numerosos fanáticos en el propio campo de juego. El trayecto hacia el ingreso del túnel fue un scrum y asustó al argentino, abrumado por tanto afecto. De la misma forma, el plantel argentino suspendió la zona mixta en el estadio ante la expectativa de los hinchas que no abandonaban el lugar para ver la salida de Messi. Pasó Argentina, pasó Messi y el mundo del fútbol se rindió a sus pies.
