‘Con el riego de modo tradicional, cuando la planta de tomate está en flor se puede regar cada un día o dos días, según el turno que tenga el productor. Con el riego presurizado se puede regar con pequeñas dosis diarias, 5 o 6 veces. De esa forma se obtienen rindes excepcionales y un tamaño más grande y uniforme’, explicó Antonio Fernández, chacarero de ajo y tomates en Pocito y subsecretario de Producción en la municipalidad de ese departamento. Dijo que como los productores han advertido las ventajas del sistema de riego, ‘tengo los productores golpeando las puertas del municipio por los créditos oficiales’. Agregó que en ese departamento ya se entregaron 30 créditos para incorporar la tecnología en 250 hectáreas. Fernández conoce los beneficios del riego por goteo. Lo incorporó a su finca de ajos y tomates hace 2 años. ‘El ajo se puede regar en días de mucho calor, aunque no esté el turno de agua (ver foto). Y con el tomate industrial consigo 120.000 kilos por hectárea, cuando antes llegaba sólo a 80.000’, explicó.
