"Esta vez sí. Por primera vez en la Argentina hubo debate presidencial con todos los candidatos presentes. Con una enorme atención ciudadana y picos de más de 50 puntos de rating, una gran mayoría de los argentinos estuvimos atentos a los discursos de Macri y de Scioli. Hubo algunas propuestas nuevas, aunque pocas y la reafirmación de ciertos posicionamientos previos. También por primera vez hubo intercambio y cuestionamientos entre los propios candidatos. Se aprendió de la experiencia del debate anterior, que sólo consistió en exposiciones secuenciadas y, por tanto, casi no fue un debate. Quizás faltó un poco de sustancia, aunque es difícil que puedan desarrollarse temas en profundidad cuando sólo se dispone de media hora neta para hablar de la propuesta política y diferenciarse del rival. ¿Quién ganó? Ante la pregunta recurrente, diré tres cosas.
1- A no ser que alguien cometa errores garrafales en un debate, cosa que no sucedió en éste, es raro encontrar ganadores claros. Sí hubo mejores momentos para uno y para otro.
2- Los debates tienden a reafirmar las preferencias previas, por lo que los sciolistas inevitablemente verán ganador a Scioli y los macristas a su candidato.
3- El debate aún no termina, ya que a los discursos en el plató televisivo lo suceden las reinterpretaciones y análisis en los medios tradicionales, los intercambios en redes sociales, en las calles y en las mesas de café, por lo que el "resultado" del debate está aún en discusión. Algo muy relevante es que podemos afirmar que a partir de estos comicios, la cultura política argentina incorpora al debate televisado como requisito de campaña. Será difícil en la próxima elección presidencial eludir los debates, y esto muestra la maduración de nuestra ciudadanía".
