María Edelmira Pereyra, la flamante Reina del Adulto Mayor, está viviendo una experiencia que, confiesa, ni imaginaba hace dos meses. Y mientras relata ese sorpresivo camino, la mujer de 71 años involucra permanentemente a personas, como si fuera un listado interminable de agradecimientos para esta vecina de la calle Corrientes entre Alem y Catamarca, que otra vez revolucionó el barrio. Su espíritu incansable mantiene activa la casa prácticamente 20 horas diarias. Además de levantarse a las 4,30 para preparar el pan y las semitas que comienza a vender a las 8, ahí también funcionan la Unidad Básica 1 de Julio y el centro asistencial Copa de Leche ‘Nona María’, que atiende a 40 niños, a los que representó en la primera elección.
Pero eso no es todo, también cuida a personas que necesitan asistencia y desde ahí partió su primera anécdota. “Hace muchos año cuidaba a una señora muy buena y muy elegante, Pepita Heras. Un día me quería enseñar como debe sentarse una mujer en los lugares públicos y para convencerme me dijo que que yo no sabía si algún día iba a ser reina”, recordó.
El camino a la coronación comenzó en un locro. “Una compañera, Verónica, me preguntó si no quería participar en la elección de la reina departamental pero le dije que no. Después, un día antes de la elección, uno de mis yernos, Matías, me dijo que me presentara. No tenía ni ropa, entonces al otro día lo fui a ver bien temprano a don (Julio) Figueroa, que es el delegado de esta Unidad Básica y él me ayudó para que eligiera una blusa y una pollera. Me llevaron mis hijas a la peluquería y a la tarde estaba participando”, describió María quien reconoció que no se hacía muchas ilusiones: “Estaba mi familia, algunas vecinas y lo veo a Figueroa. Ese día, el 23 de junio, mi madre hubiese cumplido 100 años y a ella y a San Expedito les pedí que recibiera un voto como para justificar que me había presentado. Cuando gané no lo podía creer”, soltó con una sonrisa.
La soberana de Capital en la fiesta de anteayer, con el Rey Palito Ortega como número principal, su historia volvió a asemejarse a la de Cenicienta.“Otra vez tenía el problema del vestido y esta vez García, del Concejo Deliberante, me ayudó”. Los nervios previos a la fiesta hicieron que su estómago solo soportara té de tilo. La trasladó hasta el Cantoni Garay, también militante, mientras que una unidad de Socasa llevó a 50 amigos y familiares, un regalo de la empresa a la que ella realiza servicio de lavandería.
A la presión del momento en un Cantoni colmado, se agregó que un incómodo alfiler se había quedado enganchado en el vestido. “No podía moverme mucho o sentía el pinchazo en la espalda. Verónica, que me había maquillado, me ayudó otra vez”.
La verdad es que recibí mucho cariño y viví un día que ni siquiera había imaginado.
MARÍA EDELMIRA PEREYRA – Reina del Adulto Mayor
Sin la molestia, vino un guiño del destino. “Me encanta bailar. Estoy en el ballet de Remanso Dorado y también en la comparsa del Barrio Los Pinos. Cuando escuché batucada en el escenario, me solté y bailé como si estuviera en el corso con mi vestido de cinco metros. Con eso me quité el miedo”, confesó.
Los festejos de un día mágico siguieron en casa. Al momento de acostarse, María recordó nuevamente a su madre, María Jorgelina que le decía cariñosamente ‘princesita’: “Le dije gracias por todo, ahora tenés a una reina”.
El respaldo de la familia
La reina contó nuevamente con el apoyo de su familia para incursionar en una nueva experiencia, que terminó en lo más alto. María enviudó hace 10 años de Juan Carlos Guevara, con quien tuvo 3 hijas. “Ellas son Marcela Beatriz, la mayor; Carmen Valeria, la más atrevida; y María Felisa, la mariposita Morada”, las presenta la reina, quien agrega orgullosa que también tiene 9 nietos, 6 varones y 3 nenas.
Marcela describió a su madre como una persona coqueta por naturaleza: “Puede estar todo el día al lado del horno, pero si tiene que salir un momento, primero se arregla. Nunca descuida su imagen”.