Premisa. El programa apunta a que los chicos realicen actividades recreativas todo el tiempo. El momento para dibujar es actividad de todos los días. Una vez finalizadas, los chicos comentan sus obras.

 

Si hay una particularidad que caracteriza a los Jardines de Cosecha, que comenzaron a funcionar el pasado lunes, es la amplitud en el rango de edades, que van de 45 días a 12 años. Por ejemplo en la sala "Entre mimos’, unas de las distribuidas en la provincia y que funciona en el CIC del Barrio Salvador Norte, Pocito, son más los grupos de hermanos inscriptos que chicos que asistan solos. El caso más numeroso es el de 4 hermanos: Yuliana (3), Ariana (8) Sebastián (6) y Thiago (10), quienes también van acompañados por una sobrina, Brenda (6).

Y durante el mes, pasarán hasta 9 horas en el jardín, que funciona de 8 a 17, mientras sus padres o tutores trabajan, la mayoría en actividades rurales. Los niños intercalan actividades recreativas con los momentos de alimentación.

A medida que van llegando, el punto de encuentro es el patio de juegos, o la plaza propia, con hamaca, calesita, toboganes y un par de subibajas. A las 9 es tiempo para desayunar y todos disfrutan la leche con cacao y rodajas de pan con manteca y dulce de leche. El menú completo del día continuará con una naranja a media mañana, milanesas con puré de papa y ensalada de tomate de almuerzo, una rodaja de queso y dulce a la siesta y un vaso de licuado de banana poco antes de retirarse.

En la sala hay dos turnos de gente que cuida a los chicos. En cada uno, son 3 docentes, 3 auxiliares, 1 encargada de la cocina y otra de la limpieza. Todos, bajo una coordinadora. En esta sala es Cecilia Hernández. Al mediodía es el pico de movimiento. Están los dos turnos de docentes y todos los niños, ya que algunos son retirados justamente a la hora de comer. Alrededor de 4 mesas se agrupan los niños, según las edades. De mayor a menor: 9 a 12 años, 5 a 8, 2 a 4 y en la cuarta, los más chiquitos.

Y con los momentos para alimentarse se van intercalando los recreativos. Dibujar y pintar es un imán. Fibras, crayones o témpera, todo vale. Otro Thiago de la sala, de 6 años, dibujó a todas las seños, un gran corazón con el nombre de la coordinadora y el suyo y un enorme sol. Ya se metió a todas en el bolsillo. Al finalizar las sesiones plásticas, cada autor debe realizar un comentario de su obra. Aunque no terminen de comprender, los más chicos ponen toda su atención cuando hablan los más grandes. "Tratamos de brindar un espacio para aprender jugando -resalta Hernández-. Se hace mucho hincapié en los derechos de los niños, el cuidado del cuerpo e higiene personal y se crean o fortalecen hábitos saludables. Se trabaja con la sociabilizacion y se trata de llegar a cada familia de los niños".

Agustín tiene 3 años y es incansable. En sus manos y carita quedan los registros que estuvo pintando, por lo que sí, hay un momento en el que puede estar sentado. Pero en el juego favorito del día, cuando los chicos y las "seños’ se sientan en ronda en el piso y uno camina detrás de ese círculo con una pelota para colocarla a la espalda de quien escoja (no cantan la canción del huevo podrido, aunque sea el mismo juego), Agustín simplemente camina y corre detrás del que lleva la pelota. Todo el tiempo. Pero no es problema para el resto.

"Es divertido. Jugamos mucho y vamos conociendo amigos", afirmó Lurdes, hermana mayor del Thiago "conquistador de seños’.

Espera que vuelvan a armar la pelopincho en el patio de juegos y llegue el camión para llenarla, porque ese día también habrá "pile’. En definitiva, para ellos habrá un mes de cosecha de juegos y amigos. 

 

El programa

 

"Jardines de Cosecha" nació en 2009 y para este año se dispusieron 38 salas en toda la provincia, con un alcance de 1.600 niños y cerca de 363 personas a cargo.

Con una inversión de $7 millones, el programa contempla equipos de trabajo abocados a que los niños aprendan, jugando, hábitos de convivencia e higiene, entre otros.

Los jardines funcionan de lunes a viernes y el horario inicial es de 8 a 17, aunque pueden amoldarse. A los chicos se les da desayuno, almuerzo, merienda y dos colaciones.