Desde el momento de la evangelización comenzaron a llegar al territorio que hoy es Argentina diferentes órdenes religiosas (jesuitas, dominicos, franciscanos) que crearon sus propias instituciones educativas. Con el tiempo, algunas contaron con subsidios del Gobierno, pero sólo hasta 1884, cuando el Congreso Nacional sancionó la ley 1420 que establecía la educación común, gratuita, obligatoria y laica. Algunos colegios católicos continuaron funcionando, pero sin ayuda oficial. Hasta que Arturo Frondizi asumió la Presidencia y promulgó la ley 1455 (también conocida como Ley de Educación Libre), que dio estructura a la enseñanza privada en la Argentina. Esta nueva ley hizo hincapié, particularmente, en la enseñanza religiosa en las escuelas estatales o, en su defecto, en la potestad de las escuelas parroquiales de seleccionar y proporcionar su propios contenidos. Y de contar con subsidios del Gobierno. Esta libertad fomentó la creación de los primeros colegios parroquiales privados en la provincia. Es por eso que varias de estas instituciones educativas están celebrando sus Bodas de Oro en el 2009, como el Colegio San José y el Colegio Santo Domingo.
