Estudió ingeniería, le gustaba jugar al fútbol y trabajaba en una fábrica de montaje de maquinarias textiles. Y a pesar de que llevaba la vida de cualquier otro joven de 19 años, en 1974 sintió que Jesús lo llamaba y desde ahí adquirió una relación directa con la Iglesia. Del pelo largo y la barba setentosa pasó a la sotana y a trabajar con los más humildes. Es por todo eso que a monseñor Jorge Lozano lo identifican con la lucha contra los flagelos como la droga y con una vida muy cercana a los más necesitados.

Jorge Lozano es considerado un religioso con un buen perfil social, que le gusta una Iglesia pobre para los pobres, que es organizado a la hora de trabajar y que planifica cada paso que da. Es visto por otros sacerdotes como un amante del compromiso y como un religioso que está muy ligado al trabajo parroquial.

Nació en Buenos Aires el 10 de febrero de 1955. Su papá Orfilio trabajaba en una fábrica y su madre era profesora de tejido. Ambos fallecieron en 2005 y 2006, respectivamente. El sacerdote es el mayor de 2 hermanos y tiene 5 sobrinos.

Estudió en la escuela secundaria Ingeniero Otto Krause. De ahí, egresó con el título de electrotécnico. Siempre fue un amante de la ingeniería y de hecho actualmente, cada vez que puede, hace algunos trabajos relacionados a la electricidad o la plomería. Los hace gustosamente. Sus tiempos libres los disfruta escuchando música. En ese aspecto se define como ‘ecléctico‘, pues le gusta el folclore, la música clásica y moderna. Le apasionan las caminatas y los programas periodísticos de la televisión.

Su inclinación por la religión se hizo más fuerte cuando cursaba el primer año de ingeniería electrotécnica. En ese momento, en el que su cabellera era mucho más frondosa y que vestía ropa de moda, formaba parte de la pastoral de la universidad. Ahí sintió que estaba ligado a Dios. Entonces, dejó la carrera y comenzó a dar sus primeros pasos en el seminario para convertirse en sacerdote.

Fue ordenado el 3 de diciembre de 1982 por el cardenal Juan Carlos Aramburu, arzobispo de Buenos Aires. Posteriormente, fue elegido obispo de Fornos Mayor y auxiliar de Buenos Aires el 4 de enero de 2000 por Juan Pablo II. El 25 de marzo de 2000 fue ordenado obispo en la catedral de Buenos Aires por monseñor Jorge Mario Bergoglio, quien en ese momento era arzobispo de Buenos Aires. Actualmente es el obispo de Gualeguaychú, Entre Ríos.

Pero su trabajo no sólo está ligado a las parroquias o al obispado. En el Consejo Episcopal Latinoamericano es responsable de la Sección Pastoral Social del departamento de Justicia y Solidaridad, mientras que en la Conferencia Episcopal Argentina preside la Comisión de Pastoral Social. Y es desde esta institución que lucha incansablemente para frenar el narcotráfico, la drogadicción y otros problemas, como la trata de personas. De hecho, fue el mentor del plan de lucha contra el narcotráfico presentado por el presidente, Mauricio Macri, el martes pasado.

Su estrecho compromiso con la sociedad lo llevó a tener contacto con el papa Francisco. Con él, tiene una relación desde abril de 1987 cuando Juan Pablo II llegó a Argentina y fue recibido por el entonces arzobispo de San Juan, Ítalo Severino Di Stéfano. Casi 20 años después, Lozano mantiene una estrecha relación con la máxima autoridad de la iglesia, con quien compartió el trabajo con los más necesitados.