En cuanto a semillas de cebollas, son sorprendentes los resultados en relación a los kilos por hectárea que obtienen. Llegan hasta 1000 kilos y más, según el material. La base está en muy buenos suelos, correctamente preparados, con agua en abundancia, y fundamentalmente fuertes fertilizaciones durante todo el ciclo y una superpoblación de abejas (20 colmenas por hectárea) para lograr polinizaciones positivas. La zona cercana al Valle de Sacramento posee el ecosistema ideal para la explotación de este tipo de actividad rural.

Los paños son de 40-50 acres (unas 20 a 25 hectáreas), para nosotros algo inusual y llamativo. Son verdaderos mares de semillas, muy bonitos en esta época del año, ya que era floración y entrada de etapa de polinización entomófila.

Las cebollas son las mismas que se producen en Argentina, y los rindes 1,5 a 2 veces mayores, los riegos con el sistema de tubos californianos (que en la región cuyana llamamos sifones), funcionan muy bien, son homogéneos y sin problemas de longitud de tirada, las fertilizaciones mixtas complejas y quizás el mayor inconveniente que tienen es la baja presencia de abejas por las excesivas fumigaciones de control de patógenos que hacen en todo California. Y con ello, se complica la polinización cruzada. Además, la cosecha, que es mecanizada, y para aprovechar las máquinas, con semejantes extensiones, deben comenzarla en grado de madurez inicial, con ello, pierden un porcentaje variable, entre un 10 y hasta un 15% de semillas.

La limpieza, clasificación y envasado final, variable según especie botánica y destino de mercado, se realiza para todo Estados Unidos en Salinas, un bello valle que será motivo de nuestra próxima nota. Las máquinas para el procesamiento, son modernas, pero similares a las que se utilizan en Argentina, no hay diferencias en esta etapa. El envasado es en sobres para las semillas de algunas especies de alto valor de mercado como el pepino, el melón, el tomate y la lechuga; tanto en producciones tradicionales como orgánicas también. Van otras en tarros metálicos de mayor volumen, luego siguen los tarros plásticos y finalmente en bolsas de lienzo. Desde esa localidad, donde poseen también laboratorios de análisis y un banco de semillas, se distribuye mayoritariamente a todo Estados Unidos y a Canadá.