�Según el especialista Gabriel Mira, titular del Instituto de Ablación e Implante de San Juan (Inaisa), cuando alguien decide donar las células de su médula ósea pasa primero por una entrevista, ya que si padece enfermedades infectocontagiosas o cáncer no puede donar.
A quienes están en condiciones se les extrae una unidad de sangre, se analiza y sus datos pasan a los registros nacionales e internacionales de donantes. “Cuando una persona necesita el trasplante y no tiene ningún familiar compatible (lo que sucede en el 75 por ciento de los casos) se busca en los registros a alguien que tenga compatibilidad. Se lo llama, se le vuelve a consultar si quiere donar médula y si la respuesta es afirmativa se hace la extracción”, explicó Mira en enero pasado a DIARIO DE CUYO. Para eso hay dos opciones, una es la punción de médula y la otra es la incitación de la liberación de células a la sangre y la posterior extracción. El donante elige una de ellas. Los sanjuaninos que quieran ser parte de los registros deben presentarse en el Instituto Provincial de Hemoterapia (Iphem). Tienen que tener entre 18 y 55 años y pesar más de 50 kilos. Según informaron desde el Inaisa, en 2008 se registraron 3 donantes de médula y 2013 cerró con 29. “La promoción es fundamental. Pero el número creció también porque, por tener familiares enfermos, muchas personas se inscribieron”, contó Mira.