Colocaron un par de mesas en la vereda, llevaron algunas tazas desde su casa y le pidieron al distribuidor de la leche que les dejara un recipiente a modo de préstamo. Así le sirvieron el desayuno a los chicos y luego no ingresaron a clases. Es que los papás de los alumnos de la escuela Juan de Dios Flores, que está en Pozo de los Algarrobos, Caucete, están cansados de que roben el establecimiento. El último suceso delictivo ocurrió el pasado domingo y ayer decidieron tomar la escuela hasta tanto el Ministerio de Educación les diera respuesta a sus reclamos: más seguridad en la zona.
Los padres se apostaron en la puerta de la escuela a primera hora de la mañana. Pasado el mediodía recibieron la noticia de que por la noche iban a enviar custodia privada para vigilar el establecimiento. Pero los padres reclaman la presencia permanente de un portero. Para esto se debe reconstruir la casa del cuidador. Además. decidieron seguir con la medida hasta tanto no repongan los alimentos y los utensilios que robaron ya que los chicos no tienen qué comer. La supervisora, Claudia Carmona, dijo que el Gobierno se comprometió a llevar esos elementos mañana.
Según contaron los docentes y los papás, los casi 170 chicos que asisten a esa escuela rural desayunan, almuerzan y meriendan en el establecimiento que es de jornada extendida. Por eso lamentaron el robo de la mercadería y hasta de la tetera para calentar agua.
“Los padres pedían más seguridad sobre todo por las noches. Los chicos se quedaron sin nada. Desarrollo Humano abastecerá con todo lo que haga falta”, dijo la supervisora de la escuela.
Mientras que Carina Agüero, presidenta de del Club de Madres del establecimiento, aseguró que “es muy triste la situación. Acá enviamos a nuestros hijos y nuestros nietos. No dejaron nada, ni siquiera los condimentos”. “Ya robaron varias veces. No puede volver a suceder”, dijo Miriam Talquenca, otra mamá.
La escuela Juan de Dios Flores está a unos 7 kilómetros de la villa cabecera de Caucete. Se encuentra en medio de viñedos y la casa más cercana está a unos 300 metros. Por lo que contaron los habitantes de la zona que el lugar es una boca de lobo por las noches y es tierra de nadie durante los fines de semana. En lo que va del año ya entraron a robar en dos oportunidades y nunca recuperaron nada.
“Para muchos chicos, el alimento que reciben en la escuela es el único que ingieren”.
CARINA AGÜERO – Club de Madres