Estaba dormida hacía más de ocho años. Durante ese tiempo fue el albergue elegido por las palomas de la zona. Las paredes y el piso sucio parecían que el sueño de levantar la unión vecinal iba a demorar mucho tiempo. Sin embargo el esmero de tener un lugar propio hizo que el grupo compuesto por 15 nietos de vecinos de la Villa Nueva Palermo, en Capital, sea hoy realidad.
Se conocen desde chicos y empezaron a trabajar en este proyecto, porque tenían los mismos gustos. Ahora, el lugar, al que ellos denominan tinglado, se está convirtiendo en un verdadero centro cultural.
La unión vecinal está por calle Esteban Echeverría y ya dictan clases de folclore, acrobacia y artes marciales.
Los jóvenes tienen entre 18 y 25 años y gracias al trabajo grupal levantaron el gigante dormido. Con la colaboración de amigos y vecinos del barrio soldaron parte del tinglado, pintaron todas las paredes del patio de la casa y arreglaron la fachada. ‘La mayoría de las remodelaciones se hicieron con plata de nuestro bolsillo, de nuestros padres, tíos o vecinos. No teníamos nada cuando empezamos así que fue todo a pulmón. Nos conocemos todos desde chicos’, contó Darío Abecasis. Además, el lugar funciona como un pequeño centro cultural. Dictan talleres y charlas para chicos y grandes. También hacen ciclos de cine gratuitos.

