Como tatuajes en la tierra, desde un filo en altura pueden verse, pero toman verdadera dimensión con una imagen de dron. No son las líneas de Nazca, pero afirman que San Juan ostenta un tesoro arqueológico conformado por misteriosos geoglifos de los que no había referencias y que tienen mucho para contar. Están en Zonda, en un sitio cercano a Punta Negra, y al lugar llegó un grupo de expedicionarios y Gendarmería Nacional para labrar un acta de hallazgo. De esa manera, pretenden hacer intervenir a la Justicia Federal y a Patrimonio provincial, en un primer paso para que se investigue y poder darle protección.

Los geoglifos son realmente grandes y se trata de figuras realizadas sobre un terreno plano, con piedras de color negro que resaltan porque fue retirada la capa superficial. A pesar del tiempo y de la actividad humana por la zona, aseguran que los geoglifos no han sido reportados oficialmente y por eso un grupo de expedicionarios llegó al lugar acompañado por efectivos de Gendarmería. Allí, los efectivos realizaron un acta basada en la ley 25.743 de protección del patrimonio arqueológico y paleontológico. En el escrito dieron cuenta del hallazgo, que se le atribuye a Jorge Femenía, Juan Cruz Femenía y Domingo Castro, a la vez que le dieron intervención al Juzgado Federal Nro. 2 y a la Dirección de Patrimonio Cultural. De esta manera, abrieron la puerta para las investigaciones de rigor y fundamentalmente para preservar el sitio.

 

Formas geométricas. Desde el llano, los geoglifos no pueden apreciarse en toda su dimensión. Las piedras fueron colocadas tras limpiar el terreno.

 

Estas figuras se extienden entre 150 y 200 metros a lo largo de un terreno pegado a un barranco. Son formas geométricas y en una de ellos aparece una especie de altar con piedras.

Llegar al sitio implica superar algunas lomadas y filos y los geoglifos surgen a la vista desde una elevación, una especie de pared natural que para los expedicionarios ha sido clave para no ser tan visibles. Además de los figuras grandes, en toda la zona surgen también otras más pequeñas, además de pircas y al menos 38 pozos o apachetas.

Los expedicionarios aseguraron que se trata de un verdadero yacimiento del que poco y nada se conoce aún.

Ahora bien, ¿qué hacen ahí? ¿por qué ese lugar? ¿qué significan y quiénes los hicieron? El lugar es todo un misterio, al menos porque afirmaron que no se conocen estudios e investigaciones sobre los geoglifos de Punta Negra. Según explicaron, estas representaciones no pueden fecharse como podría hacerse con restos orgánicos (carbono 14), pero por la irrupción de grupos agroalfareros en la zona y la utilización de figuras geométricas (no se trata de motivos zoomorfos o antropomorfos) estiman que pudieron construirse hace unos 1.000 años.

Acta de hallazgo. Gendarmería realizó un acta y realizó la geolocalización para darle intervención a la Justicia Federal y Patrimonio Cultural.

No se sabe qué significan ni por qué estaban allí, puesto que las condiciones del lugar no hacen suponer que era un asentamiento. Los miembros del Museo Einstein, que fueron acreditados como quienes hallaron los geoglifos, no descartan que los antepasados se expresaron a través del rito-mito-culto para congregarse en ese lugar o para dar un mensaje a quienes llegaban. "Quizás se trataba de un sitio de culto o de rito. Los geoglifos están entre montañas y miran a la montaña, por eso tal vez eran una convocatoria a la espiritualidad. Nuestros antiguos habitantes era ágrafos, es decir, no tenían escritura, pero se las ingeniaron para expresar conceptos", especuló Domingo Castro.