�Una inteligente medida tuvieron los organizadores tras ver que en la primera fecha la asistencia de público fue escasísima. Ayer invitaron a los chicos de las escuelas primarias de la zona y casi unos 3.000 niños ocuparon la bandeja inferior del inmenso estadio “Mineirinho” (las tribunas superiores siguieron vacías). Un colorido espectacular, porque cada escuela tenía la vestimenta de un color distinto, y el ruido propio del entusiasmo de los pequeñines. Y uno de los casos que llamó la atención fue el de dos escuelitas que se juntaron con los hinchas sanjuaninos y no pararon de alentar a UPCN en el partido. Después, lógico, cuando terminó el choque contra los italianos, ellos también tuvieron que retirarse porque se cumplía el horario en sus escuelas. Entonces otra vez esta mole de cemento quedó silenciosa y el partido entre los portorriqueños del Guynabo Mets y los iraníes del Matin Varadim se jugó con los gritos de los protagonistas.
