Tienen caja de dirección como un auto y se manejan con un volante, pero no es necesario usar una caja de cambios para variar la velocidad. Es que con sólo pedalear más rápido o más lento se puede avanzar para atrás y adelante. Así funcionan unos autos locos que desde hace unos fines de semana revolucionan el Complejo Religioso Ceferino Namuncurá, en el departamento San Martín.

Las calles del complejo sanmartiniano se llenan los fines de semana. Miles de personas recorren las instalaciones y desde hace unos días es habitual escuchar las risas de la gente que pasea en esos extraños autos a pedal. Entre los vehículos y los peatones que visitan el paraje, esas movilidades son la atracción entre los grandes y los chicos. Con flecos de colores, techo de lona verde o anaranjada y con asiento para 4 personas, estos autitos o bicicletas, como les dicen en la zona, hacen que una jornada en Ceferino se vuelva más atractiva.

Desde el ingreso a Ceferino, por la calle del boulevard, los carros en la vereda llaman la atención de todos. Un cartel que dice ‘Se alquila‘ hace que todos pregunten cuánto cuesta la vuelta. ‘Diez pesos‘, responde Felipe Plaza, quien hace los carros de manera artesanal.

Están armados con cuadros de bicicletas viejas. Para que las ruedas giren y tengan buena capacidad para maniobrar tienen una caja de dirección neumática de vehículos. Los pedales y las ruedas suelen ser sacados de la chatarra de algunas chacaritas, sin embargo la pintura y la decoración hacen que los autos a pedal se vean como nuevos.

Para que estos carros puedan avanzar dos de los pasajeros deben pedalear, mientras que los otros dos sólo van sentados en un asiento trasero o delantero. Pues hay autitos en los que los conductores van en el asiento trasero.

Plaza dijo que los cuida como oro, ya que a la gente les gusta, sobre todo a los chicos. Dijo que los días de semana se encargan de emparchar los que se pinchan y los limpia para que el próximo fin de semana estén en buenas condiciones.

FÁBRICA AL PIE DEL CERRO

A pocos metros del cerro, vive Felipe Plaza junto a su familia. Desde hace un tiempo el fondo de su vivienda se convirtió en una improvisada fábrica de autos a pedal.

Caños despintados, una máquina para doblar hierro, soldadora y muchas herramientas más forman parte del taller donde el hombre, con ayuda de su hijo Daniel, hace estos exitosos carritos de paseo. Recorre chacaritas, pide a los vecinos que le guarden los objetos que van a descartar y hasta aprendió a decorarlos con lona y totora plástica de colores. Entre risas su familia contó que hasta es artista. Con aerosol dibuja sobre las chapas flores para que se vean más llamativos.

‘Nos lleva unas 2 semanas hacerlos‘, dijo Plaza y contó que se inspiró en unos carros iguales que vio en el Parque de Mayo hace unos años. ‘Y se las ingenia para que se vean como nuevos‘, dijo un vecino de Ceferino, y contó que aunque no es un experto, Felipe tiene conocimiento de carpintería, metalurgia, mecánica y tapicería, y eso le permite poder fabricarlos.