Los unen muchas cosas: tienen el mismo nombre y apellido, Tadeo Berenguer; son primos; son muy parecidos. Pero lo que más se destaca es que, a pesar de que nacieron en San Juan, comparten el orgullo y el sentimiento de pertenencia hacia Valencia, la tierra de sus ancestros. La historia de su familia representa la de la mayoría de las 500 familias valencianas que hay en la provincia. Y sus padres fueron socios fundadores del Centro Valenciano, que hoy cumple 40 años de vida.
Por el amor a la tierra de sus abuelos, Tadeo Alberto y Tadeo Francisco decidieron continuar con el legado de sus padres, fueron presidentes del Centro Valenciano y ahora forman parte de su comisión directiva. Sus abuelos llegaron a San Juan en noviembre de 1910, con la primera corriente migratoria de Valencia. Partieron desde Alicante luego de casarse y ocho meses más tarde nació en San Juan su primera hija. "No sabemos bien qué atrajo a los valencianos a San Juan, pero es posible que haya sido el clima que es muy similar al de Valencia y que, por eso, sabían cómo cultivar las tierras. Porque se vinieron sin nada y aquí empezaron a trabajar en el campo", cuenta Tadeo Alberto. Y relata que, a fines de los ’40, con la segunda corriente migratoria, ellos impulsaron a venir a tierras sanjuaninas al resto de sus familiares.
Sus abuelos nunca volvieron a su ciudad natal pero inculcaron el amor por su patria a sus hijos. Y ellos, junto a otros coterráneos y descendientes, crearon un espacio para recordar y mantener vivas las costumbres valencianas. "Nuestros padres fueron algunos de los hijos de valencianos que empezaron a reunirse con el resto de la comunidad en San Juan", cuenta Tadeo Francisco. Y dice que el grupo fundó, el 27 de agosto de 1969, el Centro Valenciano, con el objetivo de que sus hijos se sintieran parte de la comunidad para que la tradición se transmitiera de generación en generación.
El centro comenzó a funcionar en un edificio alquilado y después buscaron un espacio propio. Adquirieron el terreno en el que el centro se encuentra hoy. Allí construyeron las oficinas, la pileta, la cancha de fútbol, la de hockey, la de paddle y la de trinquet. A partir de entonces el club comenzó a crecer y hoy es el Centro Valenciano más grande del mundo. "Hubo una época en que la concurrencia de gente empezó a decaer. Pero ahora vemos que crece y que los jóvenes están cada vez más compenetrados con el club. Creo que es gracias a la visión de los socios fundadores de hacer un centro que ofreciera servicios a sus socios y que los incentivara a formar parte de él", dice Tadeo Alberto.

