Con los brazos en alto y su mirada al cielo, Juan Martín Del Potro desató la fiesta en el colmado Parque Roca. Ese festejo fervoroso del público, con banderas y sombrillas celestes y blancas, se extendió al resto del equipo argentino. Pero lejos de finalizar su festejo en el estadio, los jugadores subieron a una autobomba que los trasladó unos metros y una vez abajo, los bomberos abrieron una de las manguera, generando una lluvia artificial.