Salieron el miércoles por la tarde, en carretelas y mulas, hacia Bermejo, tras recorrer 40 km de una tortuosa huella desde Casas Viejas, un paraje caucetero en el que sólo habitan 6 familias. Y ayer por la mañana, desde San Expedito subieron a un micro para llegar a la Ciudad con un solo pedido: que les construyan un aula y les designen un maestro. Es que los 20 chicos del lugar en edad escolar desde hace un año que no tienen clases, pues dejó de ir el docente que se instalaba en el lugar.

“Fue en agosto del año pasado cuando dejó de ir el maestro que daba clases en la capilla y se quedaba a dormir en nuestras casas. No pedimos una escuela, sólo un aula y un docente”, contó Ubaldo Ferreyra, padre de seis chicos, de 13 a 3 años.

El puñado de familias de aquel lugar se dedica a la cría de animales y a la plantación de frutas y verduras. No hay agua potable, gas ni electricidad en red, sólo paneles solares. Sin maestros, la opción para que los niños no sean analfabetos es enviarlos a Bermejo, lo que implica que toda la familia tenga que hacerlo. Pero para eso, deben abandonar sus viviendas y, especialmente, los animales de los que viven.

Quien este año decidió tomar esa postura, extrema para los habitantes del paraje, fue Prudencio Saavedra, pues su hija Mireya empezó el jardín de infantes. “No nos queda otra que irnos toda la semana y volver los sábados y domingos. Es todo un problema, por eso espero que instalen un aula en Casas Viejas”, dijo.

Los siete hijos de Mauricio Gallardo asistían a una escuela de Las Trancas, en el límite de San Juan con San Luis, pues trabajaba allá. Pero tras perder esa fuente laboral volvió al paraje con toda la familia, el año pasado. “Los niños apenas tuvieron clases un par de meses cuando se fue el maestro. Los más chicos sólo saben escribir el nombre y aunque los más grandes ya pueden leer, todavía ninguno terminó la Primaria”, apuntó Gallardo, cuyos hijos tienen entre 15 y 5 años.

El grupo de vecinos de Casas Viejas pudo llegar a la Ciudad pues la ONG “Juntos x Vos” les consiguió un colectivo. Previamente le habían entregado un petitorio en el Ministerio de Educación y ayer dejaron otro en Cámara de Diputados. “Estas familias deciden vivir casi aislados porque ahí se criaron y tienen sus viviendas, sus animales; muy de vez en cuando dejan Casas Viejas para buscar cosas a Caucete, porque les demanda un esfuerzo enorme. Aman su lugar y sólo quieren una cosa: educación para sus hijos”, apuntó Roxana Dumos, de Juntos x Vos.