�Una vez promovido como fiscal general durante la dictadura, el abogado atendió los pedidos de Hábeas Corpus solicitados por presos políticos, que eran mayoritariamente denegados.
Una vez en democracia, el ex presidente Raúl Alfonsín le encargó la importante tarea de realizar la acusación contra los jerarcas del gobierno de facto, por las desapariciones y torturas ejercidas durante el periodos 1976-1983.
El ex fiscal tomó como fundamento de su acusación el informe final de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), que fue entregado en septiembre de 1984. Durante el juicio, que se realizó entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985, se trataron 281 casos y se conocieron testimonios de torturas y desapariciones desconocidos hasta ese momento.
El 9 de diciembre de 1985, la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal dictó la condena contra los genocidas, al cabo de un juicio en el que Strassera tuvo un histórico protagonismo.
Una vez concluido el emblemático proceso judicial, Alfonsín lo nombró en 1987 embajador ante las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, Suiza, cargo del que renunció durante el gobierno de Carlos Menem, para dedicarse a su profesión de abogado. Respetado por colegas y militantes, Strassera fue durante los últimos 30 años una fuente de consulta permanente en materia de derechos humanos, en la que se convirtió en emblema.
En 1985, Alfonsín (1983-1989) estaba decidido a juzgar a los represores y la causa recayó en Strassera tras la negativa del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas a juzgarlos.
El fiscal se rodeó de un equipo de jóvenes para preparar el juicio, el primero en el mundo de un tribunal civil contra mandos
militares que habían ocupado el poder en su propio país, y seleccionó 300 casos paradigmáticos denunciados por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) para fundamentar sus acusaciones contra nueve jefes militares. El juicios sacudió a la sociedad argentina y destapó la peor pesadilla de la historia reciente del país.
El fiscal trabajó con un equipo de jóvenes, ya que los funcionarios de carrera no se atrevían a acompañarlo en esta aventura y basó su estrategia legal en los casos documentados en el informe ‘Nunca Más‘ de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), encabezada por el escritor Ernesto Sábato. Entre los testigos de excepción, el escritor Jorge Luis Borges.