La de Rocamora se une a otras muertes en el Mercedario. En 1959, un chileno resbaló tras hacer cumbre y nunca lo encontraron. En 1981, una tucumana cayó a una grieta y tampoco la hallaron. En 1999, un norteamericano sufrió un edema cerebral y sí fue bajado, mientras que en 2002, el militar Claudio Jurczyszyn sufrió un edema pulmonar y sus restos fueron rescatados con ayuda de un helicóptero. En 2003, el alemán Andreas Colli desapreció supuestamente en el Mercedario y nunca más lo encontraron. En 2005, murió Marcos Ceballos y, en otra expedición en el mismo año, falleció el fotógrafo norteamericano Carl Skoog, al caerse mientras descendía en esquí. En marzo de 2010, el bonaerense Javier Paduszek murió al caer por una pendiente. Su mujer pagó a andinistas para que bajaran el cuerpo.
