Amelia Herrera no sabía con qué se iba a encontrar. Era la primera vez que compartiría parte de su tiempo y de sus conocimientos con las internas del Servicio Penitenciario Provincial. Dijo que eso le provocó un poco de angustia, pero que desapareció cuando se dio cuenta de que su aporte serviría para que ellas pudieran ganarse la vida cuando quedaran en libertad. Entonces, entre agujas e hilos, empacó el mate. Consideró que una mateada previa rompería el hielo y eliminaría tensiones, de ambas partes, para comenzar con la clase. Pero no hizo falta. Las presas la estaban esperando ansiosas. Amelia forma parte del grupo de mujeres, de entre 26 y 58 años, que les enseñarán gratis a coser a las internas del Penal que, hasta el momento, sólo aprendieron a remendar y a confeccionar prendas básicas en las máquinas a pedal que tienen disponibles.
Integran el proyecto Media Hora Solidaria, perteneciente a la Municipalidad de Rivadavia, y que consiste en que los vecinos del departamento donen desinteresadamente parte de su tiempo para desarrollar actividades tendientes a ayudar a los demás.
Rosa no pudo contener las lágrimas frente a la máquina industrial que el municipio de Rivadavia le donó al Penal. Siempre quiso dedicarse a la sastrería pero, en los cinco años que lleva presa sólo pudo aprender a confeccionar algunas polleras rectas porque no hubo nadie que le enseñara este oficio ni las herramientas necesarias para desarrollarlo. Hasta ahora. Nancy Sosa, otra de las mujeres del proyecto solidario, no sólo le enseñará a ella y a las demás internas a cortar y cocer sacos, sino hasta vestidos de alta costura. "Les voy a traer revistas para que aprendan a confeccionar vestidos de noche guiándose por el modelo que ven en una foto -sostuvo la profesora de alta costura-. La idea es que ellas desarrollen sentido práctico y creatividad a la hora de coser".
América Vera es tan pretenciosa como Nancy. Ella quiere que las internas no sólo aprendan a coser, sino también a combinar las prendas con tejido artesanal al crochet, a dos agujas o a máquina. Aunque darles clases de tejido implique estar menos tiempo con su familia. "Doy clases gratis de tejido y costura en mi casa y en la oficina de Cultura de Rivadavia, es que amo lo que hago y quiero que otras personas continúen con este oficio -sostuvo-. Además, lo considero una buena opción laboral para cuando estas mujeres recuperen su libertad".
Por su parte, Romina Montaña, otra de las mujeres que integran el Media Hora Solidaria, se consideró un elemento indispensable en el equipo. Ella será la encargada de que las internas del Penal aprendan a manejar la Overlock industrial que donó el municipio de Rivadavia. "Esta máquina es fácil de usar, pero peligrosa. Hasta te puede cortar un dedo en un descuido -explicó la joven-. Por eso yo voy a enseñarle a estas chicas un par de secretos para que la puedan usar sin correr ningún riesgo".
Las modistas de Media Hora Solidaria asistirán al Servicio Penitenciario todos los viernes de 14 a 17 horas para darles clase a las internas. Las primeras serán para enseñarles a confeccionar guardapolvos que luego serán distribuidos entre chicos de escasos recursos. Y el municipio de Rivadavia donará los insumos para que sea posible.
