A Yolanda se le perdió un anillo que había pasado de generación en generación y sospechaba que se lo robó su nieto; Carmela recibía $400 de su jubilación cada vez que su hijo le cobraba por cajero automático, pero el hombre se quedaba con $800; Griselda ya no podía salir a reuniones sociales porque estaba obligada a cuidar a sus nietos todos los sábados por la noche. Estos casos, como el de Ramón, golpeado por su hijo y su nieto la semana pasada en Pocito, tienen en común que involucran a ancianos. Según la Dirección de Políticas para el Adulto Mayor, que depende de Desarrollo Humano, las denuncias de violencia contra los adultos mayores creció 20% en un año, con un promedio de 26 casos por mes.

Hasta el 31 de octubre pasado, esta repartición recibió 261 denuncias, contra las 209 del mismo periodo de 2011. El principal causal de denuncia es el abandono y la negligencia, seguida por la violencia económica y la violencia física, informó el ministro de Desarrollo Humano, Daniel Molina. En casi todos los casos, los generadores del maltrato pertenecen a las familias de los denunciantes.

Desde esta repartición dijeron que no es fácil que los adultos mayores rompan esa barrera de la humillación y de la victimización, pero de a poco se animan a denunciar. Para ellos, denunciar a un hijo o a un nieto es muy fuerte, por el afecto que los une.

Según informaron, el reclamo por la ausencia de familiares es muy notorio ya que los ancianos cada vez son más excluidos de la vida familiar. Es muy frecuente que planteen que no tienen necesidades económicas, pero que sus familiares los han dejado solos.

De los 261 casos de este año, 71 corresponden a Rawson, 52 a Capital, 38 a Chimbas, 33 a Rivadavia y 8 a Santa Lucía. El resto se distribuye en los otros 14 departamentos.