San Juan.- En 5 días salieron a la luz 3 ataques de perros hacia personas en la provincia. En todos los casos, en los que las afectadas fueron una abuela y dos niñas, se trató de mascotas. Y en dos de ellos existió la intervención de una de las razas consideras como peligrosas: pitbull.

El primero se produjo el pasado 17 de julio, cuando Elba Ramona González (83) debió ser intervenida de urgencia después de que y sus dos perros boxer y su pitbull la atacaron brutalmente.

A la vez, anteayer se conoció el caso de Nicole Martínez (10) a quien tuvieron que reconstruirle parte de una oreja y de una pantorrilla después de que 7 perros la mordieran en el patio de la casa de un familiar.

Y hoy salió a la luz el de Guadalupe Lucila Figueroa (13), quien fue a la casa de una compañerita a estudiar y el perro de la casa, un pitbull, se soltó de la cadena, la atacó de golpe y le destrozó parte de su pie derecho y también los tendones de su dedo pulgar.

Ante estas situaciones, es importante tener en cuenta las recomendaciones de expertos a nivel nacional sobre todo en el caso de tener animales potencialmente peligrosos.

Las claves son las siguientes:

* La inclusión de un perro en la familia, en especial de aquellos pertenecientes a razas potencialmente peligrosas, debe ser un hecho meditado y no un simple acto compulsivo de compra.

* Durante los primeros cuatro meses de vida hay que enfrentar al cachorro, en forma adecuada, a diferentes estímulos: perros, animales de otras especies, niños, ancianos, personas en silla de ruedas, etc. Así, será muy probable que reconozca como ‘normales’ a esos estímulos una vez maduro.

* Por el contrario, si el cachorro se desarrolla en un ambiente con muy poco o nada de estímulos, lo más probable es que de adulto, cuando tenga que enfrentarse a esos estímulos, responda con miedo, ansiedad o en forma agresiva.

* Empezar con una sociabilización temprana y ser consciente de que es necesaria una buena educación, tal como sucede con los hijos.

* Los perros son celosos guardianes de su jauría, que es lo que para ellos representa su familia. En ella tratarán de ocupar y encontrar, entonces, los mismos roles y jerarquías que en una jauría. Aquí entra en juego la correcta educación: es función de los dueños asignarle a la mascota un adecuado rol dentro del núcleo familiar.