1- La exportación a granel del sobre-stock de tintos y blancos es la posibilidad de mayor fuerza que barajan los gobiernos vitivinícolas. La idea es que se otorgue algún tipo de subsidio al operador privado para incentivar la exportación, en momentos donde la misma está deprimida por un tema de costos internos versus precios internacionales. Desde San Juan dijeron que se puede financiar con la devolución de retenciones. 2-La retención de stock es una medida que proponen las autoridades de Mendoza. Se trataría de impulsar alguna estrategia oficial para que los bodegueros no saquen a la venta al mercado interno, para no empujar los precios a la baja. 3-Eliminar las retenciones es la posibilidad que proponen los bodegueros trasladistas e industriales del mosto. Angel Leotta, presidente de la Cámara Vitivinícola de San Juan, dijo que no sólo los volúmenes excedentes de vino pesan en el mercado, sino otros “factores concurrentes relacionados con la paridad cambiaria y competitividad de economías regionales”. “De lo contrario, el precio del mosto que está todo vendido al exterior, habría subido y no es así”, agregó. Indicó que los productores regionales sufren además una “gran” presión tributaria, impositiva y laboral. “Por los costos internos, se hace difícil exportar. Y nadie quiere la devaluación, entonces, ahora que el país tiene superávit llegó el momento de eliminar las retenciones a las exportaciones”, opinó. En igual sentido opinan los mosteros. 4-La destilación de vinos para transformarlos en alcohol, y proveer a la industria del bioetanol (en Tucumán, por ejemplo) es el “Plan B” que nadie se anima a pronunciar en voz alta, pero que por lo bajo los funcionarios barajan. En Europa es una modalidad instaurada por ley y denominada destilación de crisis.
