Hasta el clima fue un aliado para la noche que disfrutaron las 1.700 personas que acudieron a las Fallas Valencianas, que también valieron como la apertura de festejos por el 50mo aniversario de la creación del Centro Valenciano.
Francisco Ballester, socio fundador de la institución, se acercó hasta la cocina, donde Andrea Araya y Jorge Vilanova Mestre encabezaron el equipo de 8 personas que preparó las 1.600 porciones de paella que se vendieron para la fiesta. Era para felicitar por el resultado del plato que saboreó el valenciano de 87 años, quien con 18 llegó al país, “un 12 de octubre, pero unos añitos después de Colón”, bromeaba.
Durante su presentación formal como fallera mayor, Ana Victoria Vidal Illanes fue otra muestra del sentimiento de pertenencia que perdura. Es que a la chica de 20 años se le quebró la voz cuando estaba agradeciendo por la experiencia que vivirá por un año. Y la primera fallera mayor en San Juan, Graciela Sendra, destacó el crecimiento de la fiesta entre su designación y la de antenoche. En los espectáculos se reflejó el crisol de culturas. Entre las coreografías de colectividades y el show final de Aire Flamenco, Román Ramonda fue de Mariano Mores a la Mona Jiménez, para llevarse su cosecha de aplausos. Antes de la quema del ninot, que en esta ocasión no apuntó a purificar un mal anterior sino que se centró en el año de festejos con una torta, el presidente Joaquin Gisbert mostraba su satisfacción porque empezaron de la mejor manera las celebraciones, que continuarán hasta el 30 de agosto. “Una noche soñada”, afirmó, mirando al cielo.