Si bien los primeros pasos para lograr una obra de integración datan de 1965, cuando se construyó el paso de Agua Negra, fue la gestión giojista la que le imprimió vigor al lograr apoyos políticos binacionales y concretar la ejecución técnica y la rentabilidad del proyecto de un túnel de baja altura, de 14 kilómetros de longitud y doble vía, que habilitará el tránsito vehicular los 365 días del año. Este túnel es la obra clave que falta para completar el corredor bioceánico entre Brasil, centro de Argentina y el Pacífico, por Chile. El tratado de Maipú, firmado por las presidentas de argentina, Cristina de Kirchner, y su par chilena, Michelle Bachelet, el 30 de octubre de 2009, fue el gran espaldarazo político, ya que estableció un pacto de integración -a través de obras viales como este túnel- y cooperación entre ambas naciones. En 2010 se creó el Ente Binacional Túnel de Agua Negra que impulsó en 2013 la licitación de interesados.