Es mexicana, pero pasó los últimos 30 años de su vida ayudando en Argentina. Durante la primera década estuvo en Buenos Aires y luego la trasladaron a San Juan. Inició su tarea en Chimbas y desde hace 10 años está en Valle Fértil. Hoy mismo, la hermana Marina Muñiz emprenderá el viaje de regreso a su país natal, para ver a su familia antes de comenzar su tarea en Costa Rica. Pero no quiso dejar el Valle sin ayudar por última vez a su gente y, para eso, eligió ofrecer una mano a los astiqueños golpeados por la crecida.
‘Siempre les llevamos ropa y alimentos donados a las familias que viven en las localidades alejadas. Ahora, las personas de Astica son las que más necesitan nuestra ayuda, por eso nos trasladamos hasta acá‘, contó la religiosa, quien aún conserva su tono mexicano y forma parte de las Hermanas Esclavas de la Inmaculada Niña.
Junto a la monja María Isabel y a Florita, una vallista que colabora en la parroquia del departamento, Marina llegó a visitar a los astiqueños en un auto gris, conducido por ella misma, que tenía el baúl lleno de ropa de todos los tamaños y de frazadas de colores. El trío recorrió casa por casa para repartir la vestimenta que les quedaba bien a los miembros de cada familia y lo recibieron con sonrisas y agradecimiento.
‘Esta gente ha perdido muchas cosas, incluida su ropa. Es bueno ayudarlos con lo que podemos. Pero además es positivo hablar con ellos, escucharlos, porque están asustados. Lo importante es que, cuando nos vamos, todos quedan muy agradecidos‘, contó la hermana mientras sacaba una bolsa negra del baúl. Y, para despedirse, dijo con una sonrisa que ‘voy a extrañar San Juan, porque pasé mucho tiempo acá. Pero nuestra vida es así, estamos unos 7 u 8 años en un sitio y nos trasladan a otro lugar para seguir ayudando‘.

