Su historia es poco conocida, pero lentamente fue ganando devotos que visitan su tumba para pedirle o agradecerle una gracia. Pascualita Díaz fue una vecina de Iglesia que tuvo una vida desafortunada y una muerte trágica. Murió de hambre y de sed en medio del desierto cuando equivocó el camino de regreso a su casa. La enterraron en el mismo lugar donde encontraron su cuerpo. Allí levantaron una gruta en su honor porque, según la gente, concede milagros. Desde el 2014 los gauchos de Tudcum hacen una cabalgata en su honor. Es la tercera difunta, luego de Deolinda Correa y Teresa Merlo, a la que le atribuyen milagros y honran con una travesía a caballo.

No hay ningún escrito que hable sobre la historia de Pascualita Díaz. Lo que se conoce de ella se transmitió oralmente de generación en generación. Según cuentan los vecinos de la localidad iglesiana de Tudcum fue una mujer que vivía en la zona de La Alfalfa, tierra donde también vivió Doña Felipa a la que se conocía como la médica de La Alfalfa. Allí llegó junto a sus padres, Francisca Borja y Julián Díaz, en la década del 40 y tras dejar Colangüil en busca de trabajo. ’Según me contó mi madre, la Pascualita era una chica que tenía algunos trastornos mentales que hacían que por momentos perdiera la noción de quién era o de dónde estaba. Dijo que ese problema la llevó a la muerte’, dijo José Godoy, concejal de Iglesia e integrante de la Agrupación Gaucha Cielo de los Andes, que organiza la cabalgata en honor a este difunta.

Por su parte Edmundo Delgado, profesor de historia que escribió sobre la devoción popular por esta mujer, contó que la chica quedó huérfana y que tuvo que salir a mendigar de pueblo en pueblo para sobrevivir.

Según cuenta los lugareños, corría la década del ’50 y por disposición del entonces presidente Juan Domingo Perón se entregó una canasta navideña a todos los argentinos. En Iglesia la entrega se realizó en la plaza de Tudcum. Allí fue Pascualita para retirar una. Cuando quiso regresar a la casa donde estaba parando se desorientó y tomó el camino equivocado, uno que conducía al paraje Las Cuatro Lomas, un lugar desértico donde murió de hambre y sed. Allí, a unos 12 kilómetros de Tudcum, la enterraron y levantaron una gruta en su honor. Se transformó en un oratorio donde la gente deja botellas con agua y diferentes ofrendas. ’Muchas personas cuentan que le pidieron alguna bendición a Difunta Pascualita y se las concedió. Por eso vienen a visitarla. Así surgió la idea de hacer una cabalgata para rendirle honor. Este año realizamos la tercera’, dijo Godoy.

La cabalgata se realiza el Viernes Santo, fecha que los gauchos consideraron especial, para demostrarle su devoción.